miércoles, 3 de abril de 2024

VAN LAS SANTAS MUJERES AL SEPULCRO DEL SEÑOR. JUEVES DE LA SEMANA DE RESURRECCIÓN

 


VAN LAS SANTAS MUJERES AL SEPULCRO DEL SEÑOR

JUEVES DE LA SEMANA DE RESURRECCIÓN

 

MEDITACIONES PARA EL TIEMPO PASCUAL

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

JUEVES DE LA SEMANA DE RESURRECCION

VAN LAS SANTAS MUJERES AL SEPULCRO DEL SENOR

 

1.- El primer día, pues, de la semana vinieron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado (1). Considera la diligencia de aquellas santas mujeres. 1. Compran aromas. Ya no tenían ni cuidaban más de lo que podía servir a la vanidad. 2. Forman y preparan el ungüento, aunque sabían que ya había sido ungido por José y Nicodemus, mirando solo a lo que ellas debian hacer, no a lo que otros hiciesen. 3. Salen muy de mañana, sin reparar en la incomodidad de la oscuridad de la noche; y acaso el dolor las quitaría el sueño en toda ella. 4. Van al sepulcro sin miedo de los guardas; porque el amor las estimulaba. Amas de veras a Jesús si le haces semejantes obsequios.

2.- Y decían entre sí: ¿Quién nos revolverá la piedra (2)? Ponderan las dificultades que había en la obra que habían emprendido: reconocen que no tenían fuerzas para vencerlas. Con todo eso no ceden, sino prosiguen en ella. Advierte de donde nace la constancia en el bien, de la confianza que da y procede del amor. Haz tú siempre esta reflexión ¿Quién me revolverá la piedra de esta tentación, de esta dificultad, de este impedimento? para que no te coja desprevenido y caigas. Confía en Dios, cuando en tí no sientes fuerzas, y prosigue constantemente en la obra comenzada.

3.- Y sobrevino un gran terremoto, y vieron removida la piedra (3). Mira como la Providencia divina ayuda la constancia y la confianza. Con el terremoto se revuelve la piedra, huyen los guardas, que era lo que sólo podía impedir la obra premeditada. Con tales veras asiste Dios a los que le buscan. Quita los impedimentos exteriores que ponen los hombres u otras circunstancias; los internos de los hábitos males y viciosas costumbres: ahuyenta los demonios, nuestros enemigos. Pondera cuantas veces has experimentado esto, y persevera en el bien: ten en Dios confianza.

 

(1) Luc., 24. (2) Marc., 16. (3) Matth., 28; Marc., 16.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Oración del papa Clemente XI

 

Creo, Señor, haz que crea con más firmeza;

espero, haz que espere con más confianza;

amo, haz que ame con más ardor;

me arrepiento, haz que tenga mayor dolor.

 

Te adoro como primer principio;

te deseo como último fin;

te alabo como bienhechor perpetuo;

te invoco como defensor propicio.

 

Dirígeme con tu sabiduría,

átame con tu justicia,

consuélame con tu clemencia,

protégeme con tu poder.

 

Te ofrezco, Señor,

mis pensamientos, para que se dirijan a ti;

mis palabras, para que hablen de ti;

mis obras, para que sean tuyas,

mis contrariedades, para que las lleve por ti.

 

Quiero lo que quieras,

quiero porque quieres,

quiero como lo quieres,

quiero hasta que quieras.

 

Señor, te pido que ilumines mi entendimiento,

inflames mi voluntad,

limpies mi corazón,

santifiques mi alma.

 

Que me aparte de mis pasadas iniquidades, rechace las tentaciones futuras, corrija las malas inclinaciones, practique las virtudes necesarias.

 

Concédeme, Dios de bondad,

amor a ti, odio a mí,

celo por el prójimo

y desprecio a lo mundano.

 

Que sepa obedecer a los superiores,

ayudar a los inferiores,

aconsejar a los amigos

y perdonar a los enemigos.

 

Que venza la sensualidad con la mortificación,

la avaricia con la generosidad,

la ira con la bondad,

la tibieza con la piedad.

 

Hazme prudente en los consejos,

constante en los peligros,

paciente en las contrariedades,

humilde en la prosperidad.

 

Señor, hazme atento en la oración,

sobrio en la comida,

constante en el trabajo,

firme en los propósitos.

 

Que procure tener inocencia interior,

modestia exterior,

conversación ejemplar

y vida ordenada.

 

Haz que esté atento a dominar mi naturaleza,

a fomentar la gracia,

servir a tu ley

y a obtener la salvación.

 

Que aprenda de ti qué poco es lo terreno,

qué grande lo divino,

qué breve el tiempo,

qué durable lo eterno.

 

Concédeme preparar la muerte,

temer el juicio,

evitar el infierno

y alcanzar el paraíso.

 

Por Cristo nuestro Señor. Amén.

 

V/. Regina cæli, lætare; alleluia.

R/. Quia quem meruisti portare; alleluia.

V/. Resurrexit sicut dixit; alleluia.

R/. Ora pro nobis Deum; alleluia.

V/. Gaude et lætare, Virgo Maria; alleluia.

R/. Quia surrexit Dominus vere; alleluia.

 

Oremus:

Deus, qui per resurrectionem Filii tui Domini nostri Iesu Christi mundum lætificare dignatus es, præsta, quæsumus, ut per eius Genetricem Virginem Mariam perpetuæ capiamus gaudia vitæ. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.

 

Fidélium ánimae per misericordiam Dei requiéscant in pace. R.Amen.

 

***

 

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.