II DOMINGO DESPUÉS DE PASCUA
Comentario al Evangelio
San Alfonso María de Ligorio
Guardaos, pues, oyentes míos, desde hoy en adelante, de dar ocasión al menor escándalo: y si queréis salvaros, evitad cuanto podáis el trato con las personas escandalosas. Estos hombres, que son demonios en figura humana, se condenarán; pero si tu no evitas su trato, te condenarás también con ellos. Væ mundo a scandalis, dice nuestro divino Redentor por san Mateo (VIII, 7); lo cual quiere decir: ¡Cuanto daño causan al mundo y a los hombres los escándalos! En efecto; ¡cuántos se condenan por el escándalos! No solamente los que dan, sino también los que no evitan el trato con escandalosos. Huid, hijos míos, de ellos como de unas fieras, que solo tratan de devoraros y conduciros a la eterna condenación. Pero, dicen algunos, aquél es amigo mío, tengo relaciones de amistad o de parentesco, me puede favorecer mucho en mi carrera. Sí, pero Jesucristo te dice: «Si tu ojo es para ti ocasión de escándalo sácale y tírale lejos de ti; porque mejor te es entrar en la vida eterna con un solo ojo, que tener dos y ser arrojado al fuego del Infierno». (Matth. XVIII, 9) Por lo tanto, aunque aprecies más que a uno de tus ojos a la persona que te escandaliza, debes desviarte y aun separarte enteramente de ella, si esto te es posible; porque mejor te es perder el ojo y salvarte, que no conservarlo y condenarte para siempre.