jueves, 25 de julio de 2019

SANTIAGO, CELOSO PROPAGADOR Y DEFENSOR DE LA FE. San Juan Bautista de la Salle


MEDITACIÓN PARA LA FIESTA DE SANTIAGO EL MAYOR
San Juan Bautista de la Salle
25 de julio
Aun cuando todos los apóstoles fueran especialmente amados de Jesús, por constituir el grupo de sus discípulos preferidos, a quienes confió sus misterios; descuella Santiago entre los que más amó, y a quienes descubrió más abiertamente sus secretos.
Tuvo la ventura de hallarse presente en la transfiguración de Jesucristo (1), y ver allí glorificado su cuerpo, aunque de modo transitorio; lo cual no fue otorgado más que " a él, a su hermano san Juan y a san Pedro ".
Tuvo también la suerte de acompañar a Jesucristo en el Huerto de Getsemaní (2), donde fue entregado por Judas a los judíos, que se apoderaron de su persona.
¿Seguís a Jesús tan gustosos en el Calvario como en el Tabor? La mayoría, aun de los que parece se dan a Dios, toman parte de muy buen grado en los consuelos de Jesucristo; pero son muy pocos los que participan con alegría en sus dolores. Y, con todo, a ello nos invita san Pedro: Alegraos, dice, cuando tenéis parte en los dolores de Jesucristo; sea éste el principal motivo de vuestro gozo (3).
Santiago, tan particularmente querido de Jesús, fue también uno de los más considerados entre los Apóstoles. De él da san Pablo este testimonio en una de sus epístolas: Santiago era tenido por una de las columnas de la Iglesia (4).
Si san Pablo, aunque elegido de manera milagrosa, y enseñado por Jesucristo, tuvo tan elevada estima y tanto respeto a Santiago; está muy puesto en razón que vosotros le honréis de modo especial, como a uno de los Apóstoles más ilustrados en las verdades de nuestra santa religión.
Y, pues debéis enseñarlas a los niños que tenéis bajo de vuestra tutela, pedid por intecesión de este santo Apóstol la gracia de conocerlas cumplidamente.
Demuestra, además, que Santiago era uno de los más celosos propagadores y defensores de la religión cristiana, el hecho de que, pretendiendo Herodes complacer a los judíos, mandó contarle la cabeza (5); lo que, efectivamente produjo alegría en éstos; pues temían que el establecimiento de la religión cristiana contribuye se en gran manera a destruir la suya. Tiénese por seguro que fue Santiago el primero de los Apóstoles en derramar su sangre por la fe de Jesucristo.
Dios os ha establecido sucesores de los santos Apóstoles para exponer la doctrina de Jesucristo, y para afianzar su santa ley en el espíritu y corazón de aquellos que instruís por la explicación del catecismo, que es vuestra función principal.
Teneos por " felices y bien pagados cuando os sacien de oprobios, o cuando padezcáis cualquier ultraje por amor de Jesucristo " (6). Si los malvados se complacen en causaros molestias, sea para vosotros motivo de extraordinaria alegría soportarlas; puesto que os ayudan a morir a vosotros mismos.