COLOQUIO CON EL ESPÍRITU SANTO
Santa Maria Magdalena dei Pazzis
“Oh! Divino Espíritu, divino Huésped de nuestras almas, tú eres el
más noble y valioso de todos nuestros huéspedes. Con la premura de tu
bondad y tu amor por nosotros vuelas presuroso hacia todas las almas
dispuestas a recibirte. ¿Y quién puede describir los maravillosos
efectos que produces en aquellos que te reciben?
Tú hablas sin palabras y tu sublime silencio se escucha por doquier.
Estás inmóvil y siempre en movimiento, y en tu inamovible movilidad te
comunicas con todos. Siempre estás en reposo y siempre estás trabajando,
y en Tu reposo realizas las obras más admirables. Siempre estás en
movimiento pero nunca cambias de lugar. Tú penetras, fortaleces y
preservas todo. Tu inmensa y poderosa omnisciencia lo sabe todo, lo
entiende todo, todo lo penetra. Sin prestar oído a nada, Tú escuchas la
más pequeña palabra dicha en lo más secreto de los corazones.
Oh!, Divino Espíritu, Tú estás en todo lugar del que no has sido
expulsado porque Tú te comunicas y te das a todos, excepto a los
pecadores que no quieren levantarse del fango de sus pecados; en ellos
no puedes encontrar un lugar para reposar porque Tú no puedes tolerar la
maldad de un corazón que se obstina en hacer el mal. Pero Tú permaneces
en las creaturas que por su pureza, son receptivas de tus dones. Y Tú
permaneces en mí comunicándome sabiduría, inteligencia, consejo,
fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Amor, caridad, pureza; en
pocas palabras Tu misericordia y Tu bondad. Al difundir estas gracias en
Tu creatura, te preparas, Tú mismo, una habitación para recibirte”