viernes, 26 de septiembre de 2014

LAS TEMPORAS. P. Azcárate

Las Cuatro Témporas están en uso en la Iglesia romana desde el siglo IV o V, y de ella pasaron poco a poco a las iglesias de otros países, hasta imponerse definitivamente. Son cuatro semanas, pero, no completas sino al estilo antiguo, dedicadas al ayuno, a la abstinencia y a la oración, con ocasión de las cuatro Estaciones del año, para dar gracias a Dios por las cosechas recibidas, ofreciéndole las primicias, y para pedirle sus bendiciones sobre las venideras. Era una manera de reconocer y adorar la Divina Providencia.
Primitivamente sólo eran tres las Témporas: las del cuarto mes (verano), las del séptimo (otoño) y las del décimo (invierno), pues las del primero (primavera), las suplía el ayuno cuaresmal.
Hay autores que demuestran con bastantes argumentos que las Cuatro Témporas son la transformación de las fiestas, o mejor, de las ferias paganas (ferias de la sementera, de la cosecha y de la vendimia), celebradas en sus respectivas estaciones para granjearse el favor de los dioses.
Los días consagrados por las Cuatro Témporas son: el miércoles, el viernes y el sábado, los únicos días, con el domingo, de la semana litúrgica primitiva. Los tres cuentan con Misa propia y el sábado está ahora destinado a las Ordenaciones mayores y menores, si bien antiguamente las del diácono y sacerdote se reservaban para las de diciembre.