24 de julio
UNA BALA EN MONTPELLER
MES Y NOVENA EN HONOR
A LA VIRGEN DEL CARMEN
ORACION PARA COMENZAR
Y FINALIZAR CADA DÍA
MES DE JULIO EN HONOR
A LA VIRGEN DEL CARMEN
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en este ejercicio consagrado a vuestra devoción, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:
3 Avemarías
A continuación se lee el relato tomado de la obra “Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús. Del 7 al 15 de julio se añade la oración propia de cada día de la novena.
24 de julio
UNA BALA EN MONTPELLER
“Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús.
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Cuando el rey Luis XIII, al frente de un numeroso ejército, sitió a la ciudad de Montpeller, un puñado de valientes del ejército real se lanzó con temerario arrojo, intentando forzar la entrada, pero uno sólo de aquellos héroes logró penetrar en la ciudad, a pesar de haber recibido un disparo de arcabuz en el pecho.
A la vista de aquel valiente, que se defendía de innumerables enemigos con una serenidad y un valor admirables, el entusiasmo del ejército sitiador llegó al colmo, y precipitándose en la brecha, logró penetrar en el interior de la ciudad.
La batalla en las calles se hizo encarnizada y sangrienta, hasta que, por fin, la victoria se inclinó a favor del ejército real, entrando Luis XIII triunfante en Montpeller.
Uno de los primeros actos del Monarca fue mandar que trajeran a su presencia a aquel heroico soldado que logró penetrar el primero en la plaza.
- "Eres un héroe y quiero recompensarte", dijo el rey, poniéndole familiarmente su mano sobre el hombro.
-"¡Señor!, agradezco el honor que V. M. me dispensa -contestó, resueltamente, el soldado-, pero no es mío todo el mérito. Si V. M. me ha visto penetrar el primero en la plaza y me contempla de pie, ileso, a pesar de haber recibido un balazo en el pecho, es porque ignoráis que cubre mi pecho una cota invulnerable".
Esto diciendo, desabrochóse su casaca y descubrió su pecho, en el que pendía el Santo Escapulario de la Virgen del Carmen.
Los circunstantes quedaron asombrados contemplando la bala que debiera haberle destrozado el corazón, detenida y achatada como por respeto ante la santa imagen de la Virgen que estaba grabada en la superficie anterior del Escapulario.
Testigo de aquella maravilla el mismo rey, hizo desde entonces voto de vestir para siempre aquel bendito Escudo protector, y recomendarlo a todos sus súbditos para que en adelante les preservara de todos los peligros.
Oración final para todos los días
Infinitas gracias os damos, soberana Princesa, por los favores que todos los días recibimos de vuestra benéfica mano; dignaos, Señora, tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo; y para más obligaros, os saludamos con una Salve:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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Querido hermano comparte este ejercicio con tus familiares y amigos para que muchos conozcan y amen a la Virgen.
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Nuestra Señora del Carmen, ruega por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.