DÍA DECIMOTERCRO
El Corazón de Jesús, abrasado en amor
MES DE JUNIO
EN HONOR AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
CON SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
OFRECIMIENTO AL PADRE ETERNO.
Oración de Santa Margarita María Alacoque
Padre eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como se ofrece Él mismo, a Vos en sacrificio. Recibid esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos y actos de este Sagrado Corazón. Todos son míos, pues Él se inmola por mí, y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.
Se meditan los textos dispuestos para cada día.
DÍA DECIMOTERCRO
El Corazón de Jesús, abrasado en amor
MEDITACIÓN
Punto Primero. El amor no puede estar ocioso; por eso entrando en un corazón, le va trasformando, si es verdadero, en el objeto a quien ama y no descansa más que en darle pruebas evidentes de la sinceridad de su amor. Esto nos enseña hoy el deífico Corazón de Jesús, dándonos a entender, que no quiere amor de palabras, sino de obras. Y cierto, que buen ejemplo de esto nos ha dado en su propio Corazón. Una mirada hacia Él y quedaremos convencidos ¿Puede haber mayor amor, que el de abrasarse y consumirse de continuo en fuego de caridad? Mirad al deifico Corazón y esas llamas, que se abren paso entre las llagas, que le hacen nuestras imperfecciones, darán voces diciendo ¡que se abrasa, que se quema, que se consume de amor! Será menester probarle por medio del sacrificio ¿cuál mayor que ofrecerse como víctima? ¡Y que esto haya sido así, basta de nuevo con mirarle y atender a los estragos que en Él hace la justicia vengadora del Padre, que descarga su enojo sobre el justo, para perdonar al pecador!
¡Oh Corazón verdadero holocausto de amor, cuánto puede en Vos la criatura, para haceros obrar tan asombrosos sacrificios! ¿Y qué? ¿no sabré corresponder a tan fina caridad, devolviendo sacrificio por sacrificio, amor por amor, y victima por víctima?
Punto Segundo. La amante del Sagrado Corazón de Jesús, la Beata Margarita María, nos demuestra claramente, como quiere ser amado por nosotros, el amante y divino Corazón. Dice así: Debéis convenceros, de que si queréis poseer a Jesucristo y morar en su Corazón sagrado, no debéis volver a escuchar las sugestiones de la naturaleza inmortificada, ni atender a las sutilezas del amor propio. Que alborote cuanto quiera, somos del Corazón de Jesucristo, el cual desea le amemos con amor de preferencia» ¡No escuches las sugestiones de la naturaleza inmortificada! ¡Cuánto encierran estas palabras! no atender a las sutilezas del amor propio ¡qué completo olvido de nosotros mismos, requiere el cumplimiento de esta máxima! Detente y considera y mira lo que sigue después; el Corazón deifico, desea le amemos con amor de preferencia ya se ve, solo en nuestro desamor le amaremos a Él debidamente, sólo olvidándonos de nosotros mismos nos acordaremos de Él dignamente ¡Oh! Corazón sagrado de Jesús, no más dudas; si se necesitan luchas, lucharemos sin descanso para poder exclamar con la amante de vuestro deifico Corazón: «¡El amor divino me ha vencido, Él sólo poseerá mi corazón!»
Jaculatoria. ¡Vuestro es mi corazón, no permitáis se ocupe sino de Vos, que sois el precio de mis victorias y el sostén de mi flaqueza!
Oración a nuestro Señor como víctima
Para honrar vuestro estado de víctima en este Sacramento de amor, vengo a ofrecerme a Vos en cualidad de tal, para ser sacrificada, suplicándoos seáis mi sacrificador y me inmoléis sobre el altar de vuestro Sagrado Corazón y como esta víctima es toda criminal, yo os suplico, ¡oh mi divino Sacrificador! os dignéis purificarme y consumirme en los ardores de vuestro divino Corazón, como un holocausto perfecto de amor y de gracia, para obtener una nueva vida y poder decir con verdad: “Ya nada tengo mío, ni puedo decir nada mío, sea que viva o que muera, mi Jesús es mi todo”. Así sea.
PARA FINALIZAR
***
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
***
¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
***
Ave María Purísima, sin pecado concebida.