DÍA DUODÉCIMO
El Corazón de Jesús, fuente de la santidad
MES DE JUNIO
EN HONOR AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
CON SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
OFRECIMIENTO AL PADRE ETERNO.
Oración de Santa Margarita María Alacoque
Padre eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como se ofrece Él mismo, a Vos en sacrificio. Recibid esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos y actos de este Sagrado Corazón. Todos son míos, pues Él se inmola por mí, y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.
Se meditan los textos dispuestos para cada día.
DÍA DUODECIMO
El Corazón de Jesús, fuente de la santidad
MEDITACIÓN
Punto Primero. El Corazón Sagrado de Jesús, es la fuente de la santidad, porque es el manantial del amor, y de un amor unificador, a cuyo fin pone en obra todo el poder de ese mismo amor, abrasando, cortando, igualando, construyendo y por medio de esto último, uniendo y reinando para siempre en el corazón que así se le entrega ¡Ay, Corazón deifico de Jesús, Corazón abrasado en centellas de caridad! Para saber quién sois con solo miraros basta; porque con ese mirar, dejareis ya llagado el corazón de quien así os mire y esa llaga no podrá cicatrizarse mientras se os siga mirando, y el miraros será amaros, y los bálsamos que en vuestra infinita caridad derramáis en ella, son como otros tantos dardos que hiriéndola más y más, le dan nueva salud y vida nueva, creada, digámoslo así, sobre las ruinas de su antigua vida. Por esta razón todo en el alma es nuevo y nuevo sobre todo el amor. Y como este amor, deifico Corazón os llaga a Vos de un modo dolorosamente amante, llágueme a mí de un amor amorosamente doloroso; y que confundida en este amor y en este dolor, que es, vuestro propio amor, y vuestro propio dolor, no sepa si es más poderoso este para transformarme en Vos, o más activo aquel para consumirme igualmente en Vos.
Punto Segundo. Miremos atentamente, como nos enseña esto mismo, la Beata Margarita María de Alacoque con las, siguientes, palabras: Sólo debemos respirar, dice, llamas y amor, amor puro sacrificado por una continua entrega de nosotros mismos a su divino beneplácito, contentándonos con amar y dejarle obrar. Amemos pues a este único amor de nuestras almas, ya que nos ha amado Él, el primero, y aun de continuo se abrasa en estas llamas en el Santísimo Sacramento. Y puesto que, para ser santos, sólo se necesita amar a este Santo de los santos ¡Quién no impedirá serlo, teniendo corazones, para amar y cuerpos para padecer! Todo está pues, encerrado en estas dos palabras, que comprenden hasta lo infinito en su significación ¡amor! ¡dolor! Y ¿cómo no, si la vida del Corazón Sagrado de Jesús, comprendida está también en estas dos palabras? ¡Oh deifico Corazón de Jesús! enseñadme esa ciencia de los santos, manifestadme cuantas enseñanzas nos dan esos dos arcanos de vuestro Corazón, para que tiranizados con la suave violencia del uno, y purificados con las llamas abrasadoras del otro, podamos perdernos en la bienaventuranza que ambos os proporcionan.
Jaculatoria. Vos me bastáis ¡Oh Corazón deifico! glorificaos en mí, sin atender a mis propias miras ni intereses ¡Contentaos y me basta!
Acto de adoración y amor al Sagrado Corazón
Yo adoro con toda la capacidad de mi Corazón vuestra soberanía ¡oh sagrado, divino y adorable Corazón de Jesús! Quiero temeros y respetaros con mi constante cuidado en no ofenderos más; porque sois infinitamente bueno. ¡Oh Corazón Santísimo yo os amo y quiero amaros sobre todas las cosas, y con todas mis fuerzas y potencias, detestando todo pecado, esperando que, puesto que soy toda vuestra, por haberme dado la vida en la cruz, a costa de tantos dolores, tendréis piedad de mi flaqueza y miseria, y no permitiréis que me pierda.
Yo os amo cuanto puedo; pero extended mi capacidad y aumentad mi amor, a fin de que os ame más, y que este amor me haga ser siempre vuestra. Esta es la gracia que os pido para mí y para todos los corazones, capaces de amaros.
PARA FINALIZAR
***
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
***
¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
***
Ave María Purísima, sin pecado concebida.