viernes, 14 de junio de 2024

DÍA DECIMOQUINTO. MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON STA. MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE

 


DÍA DECIMOQUINTO

 

MES  DEL

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

extractado de los escritos de la

B. MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE

 

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS:

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

 

OFRECIMIENTO AL PADRE ETERNO.

Oración de Santa Margarita María Alacoque

 

Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.

 

Se meditan los textos dispuestos para cada día.

 

DÍA DECIMOQUINTO

 

Divinas predilecciones del Corazón de Jesús

La Beata fue desde su infancia el objeto de las predilecciones incomparables de Nuestro Señor Jesucristo. Estas palabras dan de ello testimonio: “Mira, hija mía, le dijo este divino Maestro ¿se hallará un padre lleno de amor por un hijo único, que ponga más empeño en probarle su amor, que yo pongo para probarte el mío? Te he elegido por esposa mía, me has prometido fidelidad cuando me has hecho el voto de castidad, que te inspiré antes que el mundo tuviese parte en tu corazón, pues le quería libre de los afectos terrenos. Y para conservármele, he quitado toda la malicia a tu voluntad y te he abandonado a los cuidados de mi santa Madre, para que te perfeccionase, según mis designios. Me he constituido tu padre, tu maestro, y te he gobernado desde tu más tierna infancia, dándote continuas pruebas del amor de mi Corazón divino y en Él mismo he establecido tu mansión actual y eterna. Para mayor seguridad ¿qué mayor prueba deseas de mi amor y estoy dispuesto a dártela?

Conserva en su pureza el templo del Señor; porque donde quiera que se halle, Dios le asistirá con una presencia especial de protección y de amor. Yo soy quien te gobierna y a quien debes estar toda abandonada, sin temor ni cuidado de tu alma ni de ti misma, puesto que sólo te faltará el socorro, cuando a mí me falte el poder. Yo tendré buen cuidado de recompensar o vengar lo que te hagan. Del mismo modo no olvidaré a los que confíen en tus oraciones, a fin de que tú te emplees y dediques toda a mi amor.

He establecido mi reino de paz en tu alma, nadie podrá turbarle y el de mi amor en tu corazón, que te producirá una alegría, que nadie podrá quitarte.

Dejemos a la Beata, prevenida de este modo con los favores divinos, enseñarnos el secreto de hacernos nosotros también el objeto de las predilecciones del Corazón Sagrado de Jesús.

El alma más humilde y despreciada, será la que más habite en este Corazón adorable.

La más despreciable y desprendida de todo, la que más le posea.

La más mortificada, será la más acariciada.

La más obediente, la que le hará triunfar.

La más caritativa, será la más amada.

La más silenciosa, será la que estará más enseñada.

 

1.-La más humilde y despreciada, será la que más habite en este Corazón adorable

Sólo el corazón humilde puede entrar en el Sagrado Corazón de Jesús, sólo él puede conversar con este dulce Corazón, amarle y ser amado de Él.

El Sagrado Corazón de nuestro soberano Maestro es un manantial inagotable, que quiere derramarse en los corazones humildes y que se hallan vacíos y desocupados de todo, para estar prontos a sacrificarse a su agrado, cueste lo que costase a la naturaleza.

El Corazón de Jesús se complace en el servicio de los pequeños y humildes de corazón, y bendice sus trabajos.

Encuentra su placer en las almas anonadas, que son totalmente suyas y encuentran su todo en Él, no siendo ya de sí mismas.

Cuando estéis en la humillación, regocijaos, porque estáis muy dentro del Corazón de Jesús.

Abrazad humildemente cuanto os humille y anonade más, como medios los más propios para hacer triunfar el dulce y amable Corazón de Jesús y para hacer reinar a su vez el vuestro en el suyo.

Me alegro y creo firmemente, que os hace un especial favor, dándoos a conocer y haciendo que améis vuestra abyección; porque no hay medio más eficaz, para penetrar y mantenerse en la amistad del Sagrado Corazón.

Es un agua dulce, que es capaz de dar la vida de la gracia a vuestra alma y la del puro amor a vuestro corazón y a todas vuestras acciones. En fin, la virtud del Sagrado Corazón de Jesús hace humillar en nosotros su grandeza, si nos encuentra anonadados en el amor de nuestra pequeñez y cuidará de elevaros en unión con Él, a medida que esta santa virtud os desuna en el amor de todo aquello, que brille ante la criatura y ante vosotras mismas.

¡Dios mío! ¡Qué tesoro tan inmenso del amor a la pequeñez y a nuestra propia humillación! ¡Qué es lo que no debiéramos querer padecer, para obtenerle! Sólo debiéramos amar el padecer, puesto que el alma que lo posee está segura y nada puede faltarle; porque el Todopoderoso se complace en ella.

Mirad pues este camino humilde como el verdadero trazado por Él, para llegar a Él. ¿Qué teméis en un sendero tan seguro, como es el de las humillaciones, en donde la mejor de todas es aquella, que nos viene sin apercibirnos siquiera? Porque la humildad es de tal manera, que desaparece desde el instante en que la apercibimos en nosotros.

Un ejemplo sacado de la vida de la Beata nos lo prueba: «La víspera de la Visitación dice ella, durante los Maitines hice varios esfuerzos inútiles por cantar el invitatorio, sin poder ni aun seguir al coro en los salmos; al primer verso del Te Deum, me sentí toda penetrada de un poder, al cual todas mis potencias se sometieron desde luego en espíritu de homenaje y adoración. Teniendo, según costumbre, los brazos cruzados bajo las mangas, una luz divina vino a colocarse a mi vista bajo la forma de un pequeño niño, o más bien de un sol resplandeciente, lo que me hizo exclamar: Señor y Dios mío, ¿qué exceso de amor es este que hace humillar así vuestra infinita grandeza. Vengo, hija mía, a preguntarte por qué me dices tantas veces, que no me acerque a ti. Bien sabéis, Soberano mío, que es porque no soy digna de acercarme a Vos, y menos de tocaros. Has de saber, que cuanto más te ocultas en ti nada más se humilla mi grandeza para hallarte.

Temiendo que esto no fuese el espíritu de satanás le dije: “Si sois Vos, Dios mío, haced que cante vuestras alabanzas. En el mismo instante tuve mi voz libre y más fuerte que nunca; proseguí el Te Deum con el coro, y así pasé lo que restaba de los Maitines, sin que todas las caricias con que su bondad me honró, distrajesen mi atención del oficio. Sólo que sentía mi interior todo unido estrechamente a esta divina presencia y ocupado en honrarla. Al terminar me dijo: «He querido probar el motivo que te impulsaba a rezar mis alabanzas, pues si te hubieses distraído y dejado de estar atenta, me hubiese alejado.

Todo esto quedó tan impreso en mí, que alejando el sueño de mis ojos, me hizo aparecer la noche muy corta.

 

2.- La más desprendida y despojada de todo, le poseerá más

Sólo en el completo despojo de vos misma y de todo lo que no es Dios, hallareis la verdadera paz y la dicha perfecta; porque no teniendo nada, lo hallareis todo en el Sagrado Corazón de Jesús.

Empobreceos de todo y el Corazón de Jesús os enriquecerá.

Desocupaos de todo y Él os llenará.

Olvidaos de vos misma y abandonaos a Él y Él pensará y cuidará de vosotras.

No puedo deciros otra cosa, sino que el anonadamiento de vosotras mismas os elevará a la unión del soberano bien. Olvidándoos le poseeréis y abandonándoos a Él, Él os poseerá.

Y ¿qué mayor bien que no ser nada para el mundo ni para nosotras mismas, para ser poseídas de Dios y no poseer más que a Él solo?

 

Salutaciones al Corazón Sagrado de Nuestro Señor Jesucristo

Yo os saludo, Corazón amante, obrad en mí.

Yo os saludo, Corazón misericordioso, responded por mí.

Yo os saludo, Corazón humilde, descansad en mí.

Yo os saludo, Corazón paciente, soportadme.

Yo os saludo, Corazón fiel, pagad por mí.

Yo os saludo, Corazón digno y admirable, bendecidme.

Yo os saludo, Corazón bello y deseable, arrebatadme.

Yo os saludo, Corazón ilustre y perfecto, ennoblecedme.

Yo os saludo, Corazón Sagrado, bálsamo precioso, conservadme.

Yo os saludo, Corazón de Jesús, modelo de perfección, ilustradme.

Yo os saludo, Corazón de Jesús, origen de toda felicidad, fortificadme.

Yo os saludo, Corazón de Jesús, eternamente bendito, llamadme.

 

PARA FINALIZAR

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.