viernes, 14 de junio de 2024

15 de junio. SANTOS VITO, MODESTO Y CRESCENCIA Y MEDITACIÓN SOBRE EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA

15 de Junio

SANTOS VITO, MODESTO y CRESCENCIA,
Mártires

 

  
Acuérdate de dónde has caído,
 haz penitencia y haz tus primeras obras.
(Apocalipsis, 2, 5).

San Vito fue bautizado a la edad de doce años, a escondidas de su padre. Éste, al saber lo que había pasado, nada omitió que pudiera hacerle abjurar de la fe cristiana; lo entregó a Valeriano, gobernador de la provincia; pero los tormentos no pudieron quebrantar la firmeza del joven cristiano. Crescencia y Modesto libraron a Vito de las manos de sus perseguidores y huyeron con él a Italia. Más tampoco allí encontraron la tranquilidad que buscaban. Detenidos en Lucania, padecieron gloriosamente el martirio durante la persecución de Diocleciano.

MEDITACIÓN SOBRE EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA

I. Este sacramento es necesario para los que han perdido la inocencia bautismal por algún pecado mortal. Este remedio es fácil, pues basta descubrir las llagas para ser curado; es también consolador: no hay en este mundo gozo comparable al que experimenta el pecador que se descarga del peso de sus faltas mediante una buena confesión. Meditemos estas verdades, y entonces iremos con alegría a purificarnos en el saludable baño de la Penitencia.

II. A menudo hay que allegarse a este Sacramento, puesto que a menudo ofendemos al Señor. ¿Cómo podemos vivir aunque sea un momento con el pecado mortal en nuestra conciencia? Si muriésemos en ese funesto estado, estaríamos perdidos para toda la eternidad. Vemos todos los días que la muerte arrebata a tantas personas repentina e imprevista mente; nunca deberíamos vivir en un estado en el cual ni quisiéramos morir. Confiésate con frecuencia: se llama al médico todas las veces que uno está enfermo.

III. Debes hacer rigurosa penitencia por los pecados ya confesados, a menos que prefieras hacerla en el purgatorio. Esta penitencia debe durar tanto como tu vida; si te parece larga, piensa en el tremen do castigo que te ahorra. ¡Dichosa penitencia que nos reconcilia con Dios, y extingue las llamas del infierno y del purgatorio! Repitamos con los penitentes de la primitiva Iglesia: Ahora sufro y me mortifico, a fin de reconciliarme con Dios a quien ofendí con mis pecados. (Tertuliano).

La paciencia
Orad por la conversión de los pecadores.

ORACIÓN

 Dignaos, Señor, por la intercesión de vuestros santos mártires Vito, Crescencia y Modesto, conceder a vuestra Iglesia el resistir al orgullo, y progresar cada vez más en la humildad que os place, a fin de que, rechazando todo lo que es malo, ejerza la justicia con una voluntaria caridad. Por J. C. N. S. Amén