DE LA PROVIDENCIA DE DIOS.
JUEVES DE LA TERCERA SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
MEDITACIONES
PARA EL TIEMPO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO
SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS
Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.
Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
JUEVES DE LA TERCERA SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
DE LA PROVIDENCIA DE DIOS.
1.-El Señor me rige y nada me faltará (1). Providencia es una ordenación y aplicación de los medios con que Dios quiere llevar a cualquiera criatura a sus fines. De ésta a ninguna excluye; pues igualmente tiene cuidado de todas (2). No excluye ni a una mosca, a un gusanillo, no a los malos ni a los ateístas, etc., de quienes es gravísimamente ofendido. De cualquiera criatura en particular de tal suerte cuida como si ella fuere sola en el mundo. Haz reflexión por qué medios te ha guiado, que suave y eficazmente. ¿Cómo podrás estar más seguro, que dejándote y entregándote todo a la providencia divina por lo que toca al cuerpo, al alma, al lugar, etc.? ¡Qué esperanza puedes concebir, si no resistes a su disposición!
2.-Vosotros habéis trazado para mí el mal; pero Dios lo convirtió en bien (3). Dios con su providencia envía cosas adversas, el hambre, la peste, la guerra, las tentaciones del demonio, las persecuciones las enfermedades del cuerpo, las aflicciones del alma; pero lo hace para que todas las cosas cooperen al bien de los que le aman (4). Acuérdate de José vendido por sus hermanos. Mira como uso de ellos como de medios para sus fines. Estima, pues, todas sus disposiciones. Ni se engaña su sabiduría, ni su bondad engaña. Recibe, pues, de la mano de Dios la aflicción con ánimo alegre y risueño, y di con el Hijo de Dios: Beberé el cáliz que me dio mi Padre (5). Y después: En tus manos están mis suertes (6).
3.- En paz para esto mismo dormiré... Por cuanto tú, Señor, me fundaste singularmente en la esperanza (7). El que funda toda su esperanza en la providencia de Dios, y así se deja todo en sus manos, verdaderamente duerme y descansa en suma tranquilidad de ánimo, en gozo del corazón, el cual no se perturba por cualquiera cosa que suceda. ¿Y cuánto deleite es este? Esta es la libertad, propia de los hijos de Dios. Arroja, pues, en El toda solicitud, porque Él tiene cuidado de ti (8).
(1) Ps., 22. (2) Sap., 6. (3) Gen., 50. (4) Rom., 8.
(5) Joan., 18. (6) Ps. 30. (7) Ps., 4. (8) I Petr., 5.
ORACIÓN PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS:
Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…
Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…
¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.