domingo, 19 de mayo de 2024

DE LA VENIDA DEL MISMO EN FUEGO Y LENGUAS. LUNES DE LA OCTAVA DE PENTECOSTÉS



DE LA VENIDA DEL MISMO EN FUEGO Y LENGUAS.

LUNES DE LA OCTAVA DE PENTECOSTÉS

 

MEDITACIONES PARA EL TIEMPO PASCUAL

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

LUNES DE LA OCTAVA DE PENTECOSTÉS

DE LA VENIDA DEL MISMO EN FUEGO Y LENGUAS.

 

1.- Les aparecieron lenguas esparcidas (1). No se daba el Espíritu Santo a los Apóstoles como una cosa inútil y ociosa, sino para que se formasen predicadores de la ley nueva.  Por eso les dio en figura de lenguas, y para que también publicasen las grandezas de Dios. Tú colige por tu lengua si tienes en tu corazón al Espíritu Santo. De: la abundancia del corazón habla la lengua. Los sentimientos que profieres, los fragua primero tu corazón. Si descubres que no le tienes, procura tenerlo, y corregirás la lengua.

2.- Como fuego (2). En otras ocasiones apareció debajo de otras figuras, como de nube, de paloma, de rio, etc.; ahora en forma de fuego con que los Apóstoles fuesen iluminados e ilustrasen a otros; fue ellos encendidos, y a otros incendiasen, y purificasen las almas de los pecadores; que son los dotes principalísimos de un predicador evangélico. ¡Oh cuanta necesidad tienes de este fuego, para que se esclarezcan tus tinieblas y salgas de los errores en que estas tanto tiempo hace! ¡para que seas encendido en el amor así de Dios como del prójimo! ¡Venid, o santo Espíritu! encended en nuestros sentidos vuestra luz: infundid vuestro amor en nuestros corazones.

3.- Y se sentó sobre cada uno de ellos (3). San Gregorio Nacianceno dice (4): Este sentarse explica la dignidad real en el Espíritu Santo, con la que dominó aquellos corazones. Sentóse para no levantarse jamás, siendo confirmados en gracia los Apóstoles. ¡Oh si este Divino Espíritu lograra en tu corazón semejante dignidad! ¡Oh si te confirmara a ti, tan vario y tan mudable, de este modo! En ti dominará, si tú quieres, si no permites que te domine la carne, si obedeces a sus inspiraciones. Te confirmará sin duda, si quieres, firme y constantemente. Todo pende, pues, de tu cooperación a su gracia.

 

(1) Act., 2. (2) Ibid. (3) Ibid. (4) Orat., 44 de Pent.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Imploremos la asistencia del Espíritu Santo recitando la secuencia de Pentecostés:

 

Ven Espíritu divino,

manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre,

don en tus dones espléndido.

Luz que penetras las almas,

fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo.

Tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego.

Gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma

divina luz y enriquécenos.

Mira el vacío del alma

si tú le faltas por dentro.

Mira el poder del pecado

cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,

sana el corazón enfermo.

Lava las manchas.

Infunde calor de vida en el hielo.

Doma el espíritu indómito.

Guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones

según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia,

dale al esfuerzo su mérito.

Salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno. Amén. Aleluya.

 

Y en este tiempo pascual, concluyamos nuestra oración saludando a la Virgen María:

 

 

V/. Regina cæli, lætare; alleluia.

R/. Quia quem meruisti portare; alleluia.

V/. Resurrexit sicut dixit; alleluia.

R/. Ora pro nobis Deum; alleluia.

V/. Gaude et lætare, Virgo Maria; alleluia.

R/. Quia surrexit Dominus vere; alleluia.

 

Oremus:

Deus, qui per resurrectionem Filii tui Domini nostri Iesu Christi mundum lætificare dignatus es, præsta, quæsumus, ut per eius Genetricem Virginem Mariam perpetuæ capiamus gaudia vitæ. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.

 

Fidélium ánimae per misericordiam Dei requiéscant in pace. R.Amen.

 

***

 

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.