lunes, 11 de noviembre de 2024

PERSUÁDESE LA PERFECCIÓN AL JOVEN RICO. MARTES DE LA VIGESIMOQUINTA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 


PERSUÁDESE LA PERFECCIÓN AL JOVEN RICO.

MARTES DE LA VIGESIMOQUINTA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO  DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

MARTES DE LA VIGESIMOQUINTA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

PERSUÁDESE LA PERFECCIÓN AL JOVEN RICO.

 

1.- Dícele Jesús: Si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes, dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo (1). San Marcos (2) dice, que antes: Mirándole le amo. Pero ¿cómo? Enseñándole el camino de la perfección, y prometiéndole el tesoro. Porque le enseña, no sólo como sea salvo, sino como pueda ser más aventajado en gloria. ¡Qué felicidad la tuya si la logras con ventajas, pues a esto has sido llamado! ¡Que nada es lo que has dejado! ¡Qué cosa tan grande se te da por ello! Puedes hacer mayor tesoro, si purificas siempre más y más el afecto de lo terreno.

2.- Habiendo oído esto el joven, se fue triste, porque tenía muchas posesiones (3). Repara cuanto daña el afecto a las cosas criadas. Aquel joven, aún siendo inocente, se aparta de Cristo. Pero también adoleces de este mal. Quieres no carecer de tus comodidades, y juntamente lograr el cielo. Éste se ha de comprar, no dando muchas cosas, sino teniendo menos. Escogíte en el horno de la pobreza (4). El que en este horno tiene más puro afecto, ese es escogido. ¿Qué afecto es el tuyo hacia este medio de lograr el cielo? ¡Qué abstraído estás de toda criatura?

3.- Jesús, pues, dijo a sus discípulos: De verdad os digo, un rico con dificultad entrará en el reino de los cielos (5). Esta verdad escrita está bien clara. Luego, por lo contrario, el pobre fácilmente entrará en el reino de los cielos. ¡Qué parabienes debes darte, si eres pobre, de que te haya Dios puesto en un camino para el cielo, por donde llegues a él fácilmente! Pero no creas ser bastante haberlo dejado todo, o no tener nada, si no te dejas a ti mismo, y no apartas el afecto de las cosas criadas. * Si eres rico, teme; pero no desesperes. Las riquezas no dañan, sino su mal uso, y el apego a ellas del corazón. No te causa Cristo, por cierto, la dificultad del cielo sino tu mismo, o tu afecto desordenado.

 

(1) Matth., 19. (2) Marc., 10. (3) Matth., 19. (4) Isai., 48. (5) Matth., 19.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.