jueves, 31 de marzo de 2016

AMANDO LA VERDAD, LAVÓ CON SUS LÁGRIMAS LAS MANCHAS DE SUS PECADOS. San Gregorio Papa




Homilía de maitines

JUEVES DE PASCUA
Forma Extraordinaria del Rito Romano

HOMILIA DE SAN GREGORIO, PAPA
Homilía 25 sobre los Evangelios
María Magdalena, que en la ciudad había sido una mujer pecadora, amando la verdad, lavó con sus lágrimas las manchas de sus pecados, y se cumplió la voz de la Verdad, por la cual se dice: “Se le han perdonado muchos pecados porque amó mucho”. Y así, la que antes pecando había permanecido en su frialdad, después amando estuvo fuertemente abrasada. Luego que llegó al sepulcro, no encontrando allí el cuerpo del Señor, creyó que se lo habían llevado y lo participó a los discípulos, los cuales dirigiéndose allí, vieron y creyeron que era así como la mujer les dijo. Acerca de ellos se escribe inmediatamente después: “Volvieron los discípulos a su morada”, y después se añade: “Pero María estaba en pie fuera del sepulcro llorando”.
Acerca de lo cual debemos considerar cuán grande sería la actividad del amor que se encendió en el corazón de esta mujer, cuando al ausentarse los discípulos no se apartó del sepulcro del Señor. Buscaba al que no había encontrado; buscándolo, lloraba y encendida del fuego de su amor se abrasaba en deseos de ver al que ella creía se habían llevado. Y así sucedió, que entonces lo viese solo ella, la única que se quedó para buscarlo, porque la perseverancia es la virtud de las buenas obras. Así lo dice la Verdad: “El que perseverare hasta el fin se salvará”.
Llorando pues, María se inclinó y miró en el sepulcro. Ciertamente había visto ya vacío el sepulcro, ya había publicado que se habían llevado al Señor; ¿por qué pues vuelve a inclinarse, y a renovar el deseo de verle? Porque el que ama, no le basta haber mirado una sola vez, porque la fuerza del amor aumenta los deseos de buscar, Y, efectivamente, primero le busco, y no le encontró; perseveró en buscarle, y le encontró; sucedió que con la dilación crecieron sus deseos y creciendo consiguió encontrarle.

Transcripto por Dña. Ana María Galvez

EVANGELIO DEL DÍA: SE VOLVIÓ ELLA AL INSTANTE, Y LE DIJO: RABBONI


JUEVES DE PASCUA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?». Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!». Jesús le dice: «No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”». María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto».
Jn 20,11-18

ROSARIO POR LA VIDA



de la subcomisión episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española.

Oración inicial
Oh Dios, que has dado al género humano
la recompensa de la eterna salud
por la virginidad fecunda de la Bienaventurada María;
te suplicamos nos concedas
que experimentamos en nuestras necesidades
la intercesión de la misma Señora,
por la cual merecimos recibir al Autor de la vida,
tu Hijo Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Misterios Luminosos
1 El bautismo de Jesús en el Jordán
Oremos, por intercesión de María, para que los padres tengan la dicha de ver nacer a sus hijos a la vida nueva del Bautismo.
2 Las bodas de Caná
Oremos, por intercesión de María, para que Jesucristo, Esposo de la Iglesia, santifique con su presencia a todas las familias cristianas.
3 El anuncio del Reino de Dios y la llamada a la conversión
Oremos, por intercesión de María, por la conversión de todas las personas que colaboran en la construcción de una cultura de la muerte.
4 La Transfiguración
Oremos, por intercesión de María, para que sepamos descubrir la belleza y dignidad de todos los niños que sufren limitaciones físicas o psíquicas.

5 La institución de la Eucaristía
Oremos, por intercesión de María, para que aprendamos a amar como Cristo en la Eucaristía y entreguemos nuestra vida a los demás.

FOTOGRAFÍAS DE LA VIGILIA PASCUAL Y SANTA MISA SOLEMNE DEL SÁBADO DE GLORIA


 Nuestro agradecimiento a D. Santiago Marín por sus fotografías.
Posted by Jose Manuel González Alfaya on Miércoles, 30 de marzo de 2016

LOS DISCÍPULOS ESTABAN AÚN ENTRE LAS OLAS DE ESTA VIDA. San Gregorio, papa


Homilía de maitines

MIÉRCOLES DE PASCUA
Forma Extraordinaria del Rito Romano

HOMILIA DE SAN GREGORIO, PAPA
Homilía 24 sobre los Evangelios
Hermanos míos, la lección del Santo Evangelio que acabáis de oír, ofrece a nuestro entendimiento una cuestión. Más al llamarnos la atención indica la necesidad de distinguir convenientemente. Se puede preguntar, ¿por qué Pedro, siendo pescador antes de su conversión, después de convertido volvió a la pesca? Si la verdad dice: “Todo aquel que pone su mano en el arado, y mira atrás, no es apto para el reino de Dios”, ¿Por qué volvió a tomar lo que dejo? Más si se mira la razón de esta discrepancia, luego se ve que el oficio que ejerció sin pecar antes de convertirse, pudo después sin pecar, volver a tomarlo.
Pues sabemos que San Pedro fue pescador, y que San Mateo fue cobrador de impuestos; y San Pedro después de su conversión volvió a la pesca; pero San Mateo no volvió a encargarse de su telonio. Porque una cosa es buscar la vida con el oficio de pescador, y otra amontonar dinero con los lucros de los impuestos. Pues hay muchos negocios que rara vez o nunca se pueden ejercer sin pecar. Es necesario, pues, que después de la conversión la voluntad huya del peligro de pecar.
Se puede preguntar también, por qué trabajando los discípulos en el mar, se quedó en Señor en la orilla, después de su resurrección, siendo así que antes de su resurrección había caminado sobre las olas del mar a la vista de sus discípulos. Más si se piensa en la significación del hecho, se ve al instante la razón. Porque ¿qué otra cosa significa el mar, sino el presente siglo, en que las vicisitudes y agitaciones de la vida corruptible semejan a las olas del mar que sin cesar chocan y se estrella unas con otras? Y, ¿qué se representa por la solidez de la orilla, sino la duración del eterno descanso? Por esto, como los discípulos estaban aún entre las olas de esta vida mortal, trabajaban en el mar. Y cono nuestro Redentor no tenía ya carne corruptible, se quedó en la orilla después de su resurrección.

EVANGELIO DEL DÍA: ES EL SEÑOR


MIÉRCOLES DE PASCUA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Después de esto Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar». Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo». Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?». Ellos contestaron: «No». Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: «Es el Señor». Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger». Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.  Jesús les dice: «Vamos, almorzad». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
 Juan 21,1-14

FOTOGRAFÍAS DEL DOMINGO DE PASCUA


Fotos: Dña. Ana Galvez Aguilío
Posted by Jose Manuel González Alfaya on Martes, 29 de marzo de 2016

EL ROSARIO DE HOY CON SAN JUAN CLÍMACO


Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: 
San Juan Clímaco vivió en el siglo VII y fue abad del monasterio de Santa Catalina en el Monte Sinaí. Dejó escrito "La Escala Espiritual"  donde señala los peldaños del camino o subida hacia Dios a semejanza de la bíblica escala de Jacob.
“Oíd atentamente todas mis palabras, e inclinad vuestros oídos los que deseáis por verdadera conversión volver a Dios.” En este tiempo de cuaresma, al meditar el rosario con sus palabras, pedimos a la Virgen Santísima la gracia de nuestra conversión.
Señor mío Jesucristo... 
MISTERIOS GLORIOSOS
1.-La Resurrección del Señor.
“Resucita del amor del mundo y de los placeres, sepárate de las preocupaciones, despoja tu pensamiento, renuncia a tu cuerpo; la oración no es otra cosa que el olvido del mundo visible e invisible. "¿Quién hay para mí en el cielo? Estando contigo no hallo gusto ya en la tierra" (Sal 72:5). No deseo otra cosa que unirme continuamente a ti en una oración sin distracción. Unos desean la riqueza, otros, la gloria, y otros, grandes bienes, pero mi bien es estar junto a Dios; he puesto en el Señor la esperanza de la impasibilidad de mi alma (cf. Sal 72:8).”
2.- La Ascensión del Señor
“Quien tiene los pies encadenados no puede caminar; aquellos que acumulan bienes, no pueden ascender al cielo.”
3.- La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos en torno a la Virgen María
“Si el Espíritu Santo es llamado la paz del alma, y la ira es su perturbación, con razón también se dirá que una de las cosas que más cierran la puerta al Espíritu Santo, y que más rápidamente le hacen huir después de venido, es esta pasión.”
“El que ya sintió el ardor del fuego del Espíritu Santo, huye del trato de los hombres mundanos como la abeja del humo, pues como el humo daña a los insectos, asila compañía de los hombres es perjudicial al recogimiento. El agua de un río no corre derecho si no tiene un cauce por donde hacerlo ni riberas que lo detengan. Pocos hombres pueden sofrenar su lengua y afrontar a tan peligroso enemigo.”
4.- La Asunción de María Santísima a los Cielos
“Aquel que en verdad ama al Señor, que en verdad desea gozar del Reino de los cielos, que en verdad se duele de sus pecados, que en verdad está herido con la memoria de las penas del infierno y del juicio eterno, que en verdad está animado por el temor de su propia muerte, a ninguna cosa de este mundo amará desordenadamente: no se fatigará con los cuidados del dinero ni la hacienda, ni de los padres, ni de los hermanos, ni de cosa alguna mortal y terrena. Mas, habiendo rechazado toda atadura y aborrecido todos los cuidados concernientes a esas cosas, y más todavía a su propia carne, desnudo y ligero seguirá a Cristo elevando siempre sus ojos al cielo en espera del socorro según las palabras del Profeta: "Yo no me turbé siguiéndote a ti, pastor mío; nunca deseé el día ni el reposo del hombre.”
5.- La Coronación De La Virgen Como Reina Y Señora De Todo Lo Creado.

“Ninguno entrará a la celeste cámara nupcial para recibir la corona que recibieron los grandes santos, a no ser aquel que hubiera cumplido con la primera, con la segunda y con la tercera renunciación, a saber: en la primera ha de renunciar a todas las cosas que están fuera de él, como son los padres, los parientes, los amigos y todo lo demás; en la segunda ha de renunciar a su propia voluntad; en la tercera, por fin, ha de renunciar a la vanagloria que algunas veces suele acompañar a la obediencia, porque a este vicio están más sujetos los que viven en compañía que los que moran en soledad.”

martes, 29 de marzo de 2016

RESUCITAREMOS, PUES, CON NUESTRO CUERPO. San Ambrosio, obispo


Homilía de maitines

MARTES DE PASCUA
Forma Extraordinaria del Rito Romano

HOMILIA DE SAN AMBROSIO, OBISPO
Libro 10 de los Comen. Sobre San Lucas, cap. 24, antes del fin
Cosa maravillosa es como una naturaleza corpórea pasó a través de un cuerpo impenetrable; como una carne visible entro de un modo invisible y siendo asequible al tacto, era difícil de comprender. Asustados los discípulos, juzgaron en definitiva ver un espíritu. Por eso el Señor para darnos una prueba de su resurrección les dijo: Tocadme y ved que el espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. No penetró, pues en el lugar cerrado e impenetrable por su naturaleza incorpórea, sino por su naturaleza tal como la había transformado la resurrección. Porque lo que se toca es cuerpo; cuerpo es lo que se palpa.
Resucitaremos, pues, con nuestro cuerpo. Porque se siembra el cuerpo animal, y resucitara como cuerpo espiritual: este, más sutil; aquel más grosero y material por sentir aun el peso de la enfermedad terrestre. Y ¿Cómo podría dejar de ser cuerpo, aquel que tenía las señales de las llagas y los vestigios de las cicatrices que el Señor les dio a tocar? Con o cual no solo corrobora la fe, sino que prefirió llevar al cielo las llagas que padeció por nosotros, y no quiso borrarlas, a fin de presentarlas a Dios Padre como precio de nuestra libertad. A tal Hijo coloca el Padre a su diestra abrazando en él el trofeo de nuestra salud; y coronando sus cicatrices, nos manifestó que allí mismo coronará a sus mártires.
Y toda vez que de esto tratamos, consideremos por que dice San Juan que los Apóstoles creyeron y se alegraron, y San Lucas, que fueron reprendidos como incrédulos; porque se dice allí que recibieron el Espíritu Santo, y aquí se les mando quedarse en la ciudad hasta que fuesen revestidos de la virtud de lo alto. Me parece que aquél, como apóstol, trato lo más grande y elevado; y éste las cosas más relacionadas con los hechos humanos; éste se valió de amplificaciones históricas, y aquél lo redujo a compendio; y como no se puede dudar de aquél que da testimonio de lo que él mismo presencio, y su testimonio es verdadero, ni tampoco de éste que mereció ser Evangelista, no se puede sospechar negligencia, ni engaño. Por eso creo que ambos dicen  verdad sin que se discrepe ni por la variedad de opiniones ni por la diversidad de personas. Porque si bien San Lucas primero dice que no creyeron; si consideramos sus primeras palabras, hay discrepancia; si las siguientes, es cierto que hay acuerdo.

EVANGELIO DEL DÍA: SOY YO, NO TEMÁIS


MARTES DE PASCUA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros».  Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo». Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo de comer?». Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí». Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo: «Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Lc 24,36-47


ROSARIO DE HOY POR LA VIDA


de la subcomisión episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española.

Oración inicial
Oh Dios, que has dado al género humano
la recompensa de la eterna salud
por la virginidad fecunda de la Bienaventurada María;
te suplicamos nos concedas
que experimentamos en nuestras necesidades
la intercesión de la misma Señora,
por la cual merecimos recibir al Autor de la vida,
tu Hijo Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Misterios Dolorosos
1 La Agonía de Jesús en el huerto
Oremos, por intercesión de María, por los enfermos más graves, para que no pierdan la esperanza y confíen en el amor de Dios Padre.
2 La Flagelación de Jesús
Oremos, por intercesión de María, por los que provocan el sufrimiento que producen el aborto y la eutanasia.
3 La Coronación de Espinas
Oremos, por intercesión de María, para que Jesús, Rey de la Paz, detenga las guerras, el terrorismo y todo atentado a la dignidad de la persona humana.
4 Jesús con la cruz a cuestas
Oremos, por intercesión de María, para que sepamos acompañar la cruz de las madres y de los padres que no encuentran ayuda para que nazcan sus hijos.

5 La Crucifixión y Muerte de Jesús
Oremos, por intercesión de María, para que todas las personas respetemos la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural.

FOTOGRAFÍAS DEL OFICIO DE TINIEBLAS DEL VIERNES SANTO


FOtos: Dña. Ana Galvez
Posted by Jose Manuel González Alfaya on Martes, 29 de marzo de 2016

lunes, 28 de marzo de 2016

EN EL PARTIR DEL PAN CONOCEN A DIOS. San Gregorio Papa


Homilía de maitines

LUNES DE PASCUA
Forma Extraordinaria del Rito Romano

HOMILIA DE SAN GREGORIO, PAPA
Homilía 23 sobre los Evangelios
Habéis oído, hermanos carísimos, que se apareció el Señor a dos de sus discípulos que iban por el camino, no creyendo en él precisamente, pero con todo, hablando de él. Más no se les manifestó de manera que pudiesen conocerle. Obro, por lo tanto, exteriormente el Señor respecto de los ojos corporales de ellos, conforme lo que pasaba interiormente en ellos según los ojos del corazón. Porque ellos en su interior amaban y a la vez dudaban, y el Señor, también en lo exterior por una parte les estaba presente, y por la otra no mostraba quien era. Otorgo de consiguiente su presencia los que de él hablaban, pero oculto a los que de él dudaban la figura que podía hacerle reconocer.
En verdad les dirigió la palabra, les reprendió su dureza de entendimientos, les descubrió los misterios de la Sagrada Escritura que a él se referían. Mas, como todavía en lo interior de sus corazones les era extraño son respecto a su fe, fingió ir más lejos. Empleamos la palabra fingió (fíngere) en el sentido de componer, dar forma, y en ese sentido llamamos figuli a los que dan forma a la arcilla. Nada, por lo mismo hizo con doblez el que es pura verdad, sino que se presentó ante sus ojos corporales, tal como estaba en su alma. Convenía por tanto, probarlos por si podían amarle al menos como extraño, los que como a Dios no le amaban todavía.
Pero como no podían ser extraños a la caridad los hombres con quienes la Verdad caminaba, le ofrecen hospitalidad. Mas ¿Por qué decimos que le ofrecen si escrito está allí que le obligan? De este ejemplo podemos deducir que los peregrinos no solo han de ser invitados a recibir hospitalidad, sino que deben ser obligados por nuestra insistencia. Ponen, pues la mesa, presentan pan y manjares, y en el partir del pan conocen a Dios a quien en la explicación de las Sagradas Escrituras no habían conocido. Al escuchar, por lo tanto, los preceptos de Dios no fueron iluminados, pero si lo fueron al cumplirlos, porque escrito esta: “No son justos delante de Dios los oyentes de la ley, sino que serán justificados los que la observen”. Por lo tanto, todo el que quiera entender lo que ha oído, apresúrese a poner por obra todo lo que ya ha podido oirá. He aquí que el Señor no es conocido mientras habla, y se digna ser reconocido cuando le sustentan.

EVANGELIO DEL DÍA: QUÉDATE CON NOSOTROS


LUNES DE PASCUA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Aquel mismo día, dos de ellos iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?». Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?». Él les dijo: «¿Qué?». Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron». Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?». Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Lc 24, 13-35

ESTE SUCESO NOS INDICA QUÉ ES LO QUE DEBE HACERSE EN LA SANTA IGLESIA. San Gregorio Papa


Homilía de maitines

DOMINGO DE RESURRECION
Forma Extraordinaria del Rito Romano

Homilía de San Gregorio Papa
Homilía 21 sobre los Evangelios
Habéis oído, carísimos hermanos, que las santas mujeres que fueron en busca del señor con aromas al sepulcro, querían tributar con humanidad los últimos honores al difunto, que tanto habían amado en vida. Más este suceso nos indica qué es lo que debe hacerse en la santa Iglesia. Es preciso que de tal modo oigamos las cosas que han sucedido, que pensemos en lo que nosotros debemos hacer para su imitación. Pues creyendo nosotros en aquel que murió, si empapados en el aroma de las virtudes buscamos al Señor con la opinión de las buenas obras, vamos también con aromas al sepulcro. Aquellas mujeres que vinieron con los aromas, vieron a los ángeles; porque las almas que caminan en busca del señor por los santos deseos con el aroma de las virtudes, ven a los habitantes de la patria celestial.
Es de notar lo que se significa cuando se dice que el ángel estaba sentado a la derecha. ¿Qué significa por el lado izquierdo sino la vida presente, y por el lado derecho la vida eterna?. De aquí que se diga en el Cantar de los Cantares: "Su izquierda debajo de mi cabeza y su derecha me abrazará" (Cant 2,6). Por consiguiente, como nuestro Redentor había ya dejado la vida presente, con mucha razón estaba sentado a la derecha del ángel que había venido a anunciar su vida perpetua. Y apareció vestido de blanco, porque anunció los gozos de nuestra festividad. La blancura del vestido significa el esplendor de nuestra solemnidad. ¿De la nuestra o de la suya?. Hablando con verdad, podemos decir de la suya y de la nuestra. La resurrección de nuestro Redentor fue y es nuestra fiesta, porque nos concedió la gracia de volver a la inmortalidad; y es la fiesta de los ángeles, porque con nosotros se completa su número.
El ángel se apareció vestido de blanco en la fiesta nuestra y suya; porque siendo nosotros llevados a la patria celestial por la resurrección del Señor, se reparan los daños de la patria celestial. Pero oigamos qué es lo que dice a las mujeres cuando se acerca al sepulcro: "No temáis", como si dijera: teman todos aquellos que no aman, ni desean la venida de los habitantes de la patria celestial; teman todos aquellos que, siendo víctimas de los deseos carnales, desesperan de poder llegar a ser compañeros suyos. Vosotros, ¿por qué teméis al ver a vuestros conciudadanos? De aquí que san Mateo, al describir la aparición del ángel, dice: "Era su rostro como el relámpago y sus vestidos como nieve". En el relámpago está representado el terror del temor, y en la nieve la suavidad del candor.

EVANGELIO DEL DOMINGO: HA RESUCITADO


DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?». Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida y eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y quedaron aterradas. Él les dijo: «No tengáis miedo. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado. No está aquí. Mirad el sitio donde lo pusieron. Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro: “Él va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como os dijo”».
 Marcos 16, 1-7  

LA MISERICORDIA VENCIÓ SOBRE EL PECADO Y LA MUERTE. Homilía del Sábado Santo 2016


LA MISERICORDIA VENCIÓ SOBRE EL PECADO Y LA MUERTE. Homilía del Sábado Santo 2016
Iglesia del Salvador de Toledo – ESPAÑA
Forma Extraordinaria del Rito Romano


Queridos hermanos:
“Jesús el Crucificado, no está aquí, ha resucitado, como lo había anunciado.”

Dios es fiel a sus palabras y cumple siempre sus promesas: su amor es eterno.  Así se ha manifestado a la largo de la historia de la salvación. Creó al hombre y a la mujer a imagen y semejanza suya, dotados de razón, libertad y voluntad, con capacidad para amar para compartir su misma vida divina y gozar de su amistad por toda la eternidad; pues su amor es eterno.
Nuestros primeros padres, Adán y Eva, con su desobediencia truncan el plan de Dios, pero a pesar de ello, Dios proyecta la historia de la salvación porque no quiere abandonar su deseo de estar con el hombre, pues su amor es eterno.
El fratricidio de Caín sobre su hermano Abel no ha sido capaz tampoco de hacer fracasar la voluntad divina, pues su amor es eterno.
Tampoco la soberbia y arrogancia de los constructores de la torre de Babel consiguen que Dios se canse de los hombres, pues su amor es eterno.
Y, a pesar de que el pecado Dios lo aborrece y lo detesta, su amor es  eterno: Dios elige a Noé para purificar la tierra infectada como en una pandemia por el pecado pues los hombres olvidados de Dios viven entregados a sus pasiones y malos deseos  tampoco en tiempos de Noé.
El amor de Dios es eterno y no tiene límites… y aunque los hombres pronto se olvidan de él, Dios insiste en su deseo de salvarlos, de otorgarle la vida de la gracia, de hacerlos sus amigos... Ni Sodoma y Gomorra entregados a los pecados de la carne, ni las infidelidades del pueblo de Israel, ni la idolatría del becerro de Oro, ni la rebelión y las protestas durante el camino por el desierto tras la salida de Egipto, ni el pecado de mezclarse con los pueblos vecinos y tomar sus costumbres paganas y idólatras… ni los deseos de Israel y de Judá de tener poder y dominio a costa de aliarse con reyes idólatras, ni las falsas seguridades de considerarse salvados y el culto vacío como un trato mercantil con Dios… ni la multitud ingente de los pecados personales de los hombres en el incumplimiento de los mandamientos a lo largo de la historia humana…. han sido capaces de vencer el amor de Dios, de hacerle desistir de sus deseo. Dios no abandona al hombre, no es capaz de olvidarse de él, ni quizás de hacerlo desaparecer de la faz de la tierra…  Su amor es eterno, pues aunque “nosotros somos infieles, El permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo.”
Sí, si Dios hubiese abandonado al hombre, si lo hubiese exterminado de la tierra, si lo hubiese condenado por toda la eternidad, Dios se hubiese negado a sí mismo, hubiese negado que él es amor, amor eterno y misericordioso.  
Admirados hemos de estar, pues Dios no actúo así con los ángeles caídos, con ellos la consecuencia de su pecado fue inmediata y para toda la eternidad: el infierno…  y, en cambio, con nosotros, con los hombres, que paciencia la Dios, que perseverancia en su amor hacia nosotros.
Dios, como el más testarudo y terco de los hombres, persiste en su deseo de salvar al hombre, y llega a lo inimaginable: en su Hijo Eterno Jesucristo el Señor se hace hombre y se entrega por nosotros en la cruz en expiación por el pecado… y era necesario esto porque solamente un sacrificio de valor infinito que solo Dios podría ofrecer expiaría la deuda infinita del pecado, pero al mismo tiempo era necesario que él mismo hecho hombre muriese en el patíbulo de cruz, porque solamente el hombre puede ofrecer sacrificios a Dios.
De la cruz ha brotado la salvación para los hombres: pues por ella hemos sido salvados… Pero no podemos separar el misterio de la cruz del misterio de la resurrección de Cristo… porque si Cristo solamente hubiese muerto ofreciéndose por sus hermanos los hombres, su sacrificio hubiese sido un acto de generosidad y de solidaridad con los pecadores… pero no hubiese sido no hubiese sido un triunfo definitivo sobre el pecado y la muerte, es decir, no hubiésemos sido salvados.
Pues como comenta san Agustín: "No es cosa grande creer que Jesucristo murió: en esta creencia convienen fácilmente paganos, judíos, pecadores y todos los hombres. Mas los cristianos creemos en la resurrección; ésta es nuestra fe: creemos que Cristo ha resucitado” y como enseña san Pablo ante aquellos que negaban la resurrección: “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe”.

“Jesús el Crucificado, no está aquí, ha resucitado, como lo había anunciado.” Su amor es eterno y ha cumplido su palabra. Cristo ha resucitado y por su resurrección recibimos los frutos preciosísimos de su Pasión, por la que se nos comunica la vida de la gracia, por la que se nos da acceso a la vida eterna y se nos abren las puertas del cielo.  

En esta noche, queridos hermanos, Cristo Resucitado es el Rey Victorioso que ha derrotado definitivamente a la muerte y al pecado y los hombres hemos vencido en él. Pero podemos preguntarnos cómo es esa victoria, pues “Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre El. Porque en cuanto El murió, murió al pecado de una vez para siempre; pero en cuanto vive, vive para Dios.” (Rom 6, 9-10) Pero nosotros: estamos irremediablemente destinados a morir, antes o después nuestros ojos  se cerrarán a este mundo, moriremos e iremos al sepulcro; ¿cómo es entonces que Cristo ha vencido a la muerte? Y ahora, en nuestra vida, ¿cuántas veces el pecado vence sobre nosotros y nos hacemos esclavos reos de la condenación? ¿Cómo es entonces que Cristo ha vencido a la muerte y al pecado, si aparentemente siguen presentes en nuestro mundo?
Cristo ha vencido a la muerte, pues está ya no tiene la palabra final y por tanto el sepulcro no es el destino final del hombre: porque Cristo en su santa humanidad ha resucitado, todos los hombres por la unión que hay entre él y todo el género humano tenemos la posibilidad de resucitar, pues “nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza hemos sido salvos.” Rom 8, 23
Cristo ha vencido al pecado porque también este ha perdido su poder definitivo y último en la vida del hombre, pues ahora por los méritos de su pasión y por su resurrección, hay perdón, misericordia, compasión… Si los pecados de nuestra vida son derrotas, cuando acudimos a Cristo en el sacramento de la Confesión, él, Rey Victorioso, vuelve a vencer al maligno y al pecado al darnos su perdón por su misericordia… Es en la misericordia de Dios, donde el pecado es vencido y derrotado para siempre…
Y esta victoria de Cristo y su misericordia no ha de hacernos insensibles o abandonados al pecado, como si fuese lo mismo pecar ya que Dios nos perdona, pues como acabamos de escuchar en la epístola: “Si habéis resucitado con Jesucristo, buscad las cosas que son de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios Padre; saboread las cosas del cielo, no las de la tierra.”  
Pidamos con la Iglesia en este día a Dios para que conserve en nosotros la vida de la gracia para que, renovados en cuerpo y alma, le prestemos una verdadera adoración.

Cristo ha resucitado, resucitemos con él. Feliz Pascua a todos. 

FOTOGRAFÍAS DE LOS OFICIOS DE VIERNES SANTO


Fotos: d. Santiago Marín Relanzón
Posted by Jose Manuel González Alfaya on Sábado, 26 de marzo de 2016

FOTOGRAFÍAS DEL JUEVES SANTO SANTA MISA SOLEMNE IN COENA DOMINI


Fotos Santiago Marín Relanzón
Posted by Jose Manuel González Alfaya on Sábado, 26 de marzo de 2016

OH SANTÍSIMA VIRGEN, TESORO DE SANTIDAD Oración a la Virgen de San Juan Damasceno


OH SANTÍSIMA VIRGEN, TESORO DE SANTIDAD
Oración a la Virgen de San Juan Damasceno

¡Oh Santísima Virgen! ¡Tesoro de Santidad, Fuente de justicia, cielo vivo y animado, abismo y océano de gracias! Dignaos, Vos que sois la esperanza de los cristianos, la Reina de los ángeles, y la Señora de todas las criaturas, hacernos partícipes de la felicidad y de la gloria que gozáis en el cielo, en donde estáis elevada hasta el trono de vuestro divino Hijo. Amén.

“PERDONAR LAS OFENSAS”. Homilía del Viernes Santo 2016


“PERDONAR LAS OFENSAS”. Homilía del Viernes Santo 2016
Iglesia del Salvador de Toledo – ESPAÑA
Forma Extraordinaria del Rito Romano

“El fue herido por nuestras transgresiones,
molido por nuestras iniquidades.
El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El,
y por sus heridas hemos sido sanados.” Is 53, 5

Acabamos de escuchar nuevamente el relato de la Pasión y Muerte del Señor. En nuestro corazón han de haber brotado sentimientos de compasión ante la frivolidad, maldad y crueldad con la que fue tratado nuestro Señor Jesucristo, pero sobre todo el recordar la pasión y muerte del Señor  ha de llevarnos a la compunción y contrición pues todo ello fue por nuestra causa, por nuestra culpa, por nuestros pecados:
Enseña el Catecismo romano: “Son nuestras malas acciones las que han hecho sufrir a Nuestro Señor Jesucristo el suplicio de la cruz, sin ninguna duda los que se sumergen en los desórdenes y en el mal "crucifican por su parte de nuevo al Hijo de Dios y le exponen a pública infamia" (Hb 6, 6). Y es necesario reconocer que nuestro crimen en este caso es mayor que el de los judíos. Porque según el testimonio del apóstol, "de haberlo conocido ellos no habrían crucificado jamás al Señor de la Gloria" (1 Co 2, 8). Nosotros, en cambio, hacemos profesión de conocerle. Y cuando renegamos de Él con nuestras acciones, ponemos de algún modo sobre Él nuestras manos criminales» (Catecismo Romano, 1, 5, 11).

Sí, Jesús mío, yo he sido el que te he llevado a la cruz, yo el que provoqué tu muerte. Como Judas sé que por mis traiciones y debilidades mi paga es el infierno, sé que merezco la condenación, pero no quiero desesperar pues “tú no quieres la muerte del pecador sino que se convierta y viva” y “Tú eres el Dios misericordioso y compasivo, siempre dispuesto al perdón”; por ello al contemplarte lleno de amor en la cruz, como el buen ladrón arrepentido pido clemencia y misericordia: Jesús, acuérdate de mí. Como la Iglesia pide en la liturgia de este día: haznos sentir el efecto de tu misericordia para que destruido en nosotros el error del hombre viejo, nos concedas la gracia de resucitar gloriosamente junto contigo.

Queridos hermanos: la hora de la cruz es la hora de la misericordia donde está llega a su expresión única e insuperable. Dios mismo se ofrece en sacrificio por el mismo pecado, él carga la culpa de los pecadores,  él mismo Dios se hace reo y el mismo se pone en nuestro lugar. Hora de misericordia en la que el Dios ofendido ocupa el lugar del culpable. Hora de misericordia y clemencia donde el Dios Justo tratado injustamente por la maldad del hombre asume la muerte que merecía el pecador. Hora de misericordia en la que admirados y eternamente agradecidos hemos de cantar  y dar gracias por las misericordias del Señor en su Pasión y muerte.

Sí, Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor porque Él aceptó hacerse hombre para morir por nosotros en la cruz y saldar la deuda de nuestros pecados, porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor porque Él, la misma Justicia, se dejó ser juzgado por las autoridades humanas y ser ejecutado como el  peor de los criminales, porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor porque Él aceptó ser pospuesto a Barrabás, porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor porque detenido como un bandido y maltratado quiso recibir sobre sí bofetadas,  salivazos,  golpes, soportó la flagelación, las burlas y los insultos de aquella tropa ebria y ansiosa de diversión, y todo ello, porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor porque toda su Pasión fue una práctica constante de compasión enseñando con su ejemplo y palabras a los hombres ignorantes, consolando al triste en aquellas mujeres que se lamentaban por él y dándole un verdadero consejo de amigo: “Llorad mejor por vosotras y vuestros hijos”; y, todo ello, porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor porque en la hora de la cruz no le fue suficiente con derramar hasta su última gota de sangre sino que quiso desprenderse de lo que más amaba en esta tierra, Su Madre Inmaculada, María, y entregarla a su discípulo, y todo, porque eterna es su misericordia.
Dad gracias al Señor porque quiso ser crucificado entre dos ladrones, dando la vida eterna al bandido arrepentido, porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor  porque en la cruz intercedió por aquellos mismos que le daban muerte y aquellos éramos nosotros.  Una muestra más de misericordia, una lección inexcusable para nosotros. Sí, dad gracias al Señor, dad gracias porque eterna es su misericordia.

Esta tarde, es la tarde de la cruz. Y en ella se nos muestra la misericordia pues Jesús pide el perdón y excusa a sus mismos asesinos.  Excusa de culpa por ignorancia a los que  habían escuchado su predicación y lo habían visto hacer milagros: “Si no me creéis a mí, creed a las obras que hago, pues mi obras no son mías”. Una muestra de misericordia porque aquellos que excusa de culpa son los que le buscaban para prenderle.  Aquellos eran lo que intentaron eliminarlo y darle muerte, porque su vida era molesta y denunciaba sus maldades, y buscan un traidor y ponen precio al que es la misma Vida. Aquellos que él excusa por ignorantes son los que afirman “Conviene que muera uno por el pueblo”. Los mismos que afirmaron “Su sangre caiga sobre nosotros”. Y Jesús, pide el perdón para ellos… ¡Qué insondable es el amor de Dios! ¡Qué asombroso! ¡Qué anchura, que longitud, que altura, que profundidad el amor de Cristo!

Esta tarde, es la tarde de la cruz  y ella tenemos una lección inexcusable para aquellos que nos llamamos cristianos, pues como el Señor pidió el perdón y excusó ante su Padre a sus verdugos, así también nosotros hemos de pedir el perdón y excusar a los que nos hacen daño, nos hacen sufrir, nos deprecian o nos ofenden… El cristiano ha de rezar como su Maestro por sus enemigos: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.
El perdón a los enemigos es la mejor respuesta al mismo perdón que nosotros recibimos de Dios. El perdón a los enemigos es la mayor expresión del mandamiento nuevo: Amaos como yo os he amado. En esto conocerán que sois mis discípulos.

Ojalá como San Pablo también nosotros podamos decir: “cuando nos ultrajan, bendecimos; cuando somos perseguidos, lo soportamos; cuando nos difaman, tratamos de reconciliar” y todo ello por Amor. Así, como Jesús seremos rostro de la misericordia del Padre. Así seremos apóstoles de la misericordia.

Así lo pedimos. Que así sea.