DÍA DECIMOÉPTIMO
La confianza en el Corazón de Jesús
MES DE JUNIO
EN HONOR AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
CON SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
OFRECIMIENTO AL PADRE ETERNO.
Oración de Santa Margarita María Alacoque
Padre eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como se ofrece Él mismo, a Vos en sacrificio. Recibid esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos y actos de este Sagrado Corazón. Todos son míos, pues Él se inmola por mí, y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.
Se meditan los textos dispuestos para cada día.
DÍA DECIMOÉPTIMO
La confianza en el Corazón de Jesús
MEDITACIÓN
Punto Primero. Una de las señales mejores para conocer la sinceridad del amor, es la confianza, de esta confianza procede el abandono en el objeto amado.
Tres clases de abandono desea el Sagrado Corazón de Jesús, que practiquemos, demostrándole por ellos el aprecio que hacemos de su conducta para con nosotros.
Abandono respecto al cuerpo, nos ama tanto el Corazón deifico, que ciertamente nada nos enviará que no sea para nuestro mayor bien, de esto se deduce que debemos recibir con igualdad de ánimo, la salud y la enfermedad, el descanso y el trabajo, la vida y la muerte. Abandono en cuanto al espíritu, recibiendo del Corazón Sagrado con la misma paz y alegría, las sequedades, tristezas y desconsuelos, como las mayores dulzuras espirituales, apoyando nuestras esperanzas en la firmeza de la fe. Abandono del corazón, trono de la voluntad, haciendo morir a ésta con todos sus afectos e inclinaciones, en la amabilísima voluntad del divino Corazón de Jesús, de suerte que recibamos con el mismo consuelo lo amargo y lo suave, puesto que el mismo amor nos ofrece uno y otro. ¡Oh abandono, cuánto glorificas a Dios! ¡Oh alma así abandonada, qué paz tan inalterable posees! Considera atentamente mira y proponte glorificar de este modo al deifico Corazón.
Punto Segundo. Para alentarnos al sacrificio que antecede, se nos presenta hoy el deífico Corazón de Jesús, como un divino piloto, que guía felizmente nuestra navecilla por entre los escollos del mar de esta vida. Por medio de su amante Esposa Margarita María, nos dice lo siguiente: “¿Por qué teméis entrar en el Sagrado Corazón de Jesús, puesto que Él mismo os invita a descansar en Él?” Entrad pues allí como un viajero en un navío seguro, cuyo piloto es el puro amor; él os hará surcar felizmente los mares borrascosos de este mundo, preservándonos de sus escollos y tempestades, que son las sugestiones de nuestros enemigos, nuestras pasiones, nuestro amor propio y vanidad, y el apego a nuestra voluntad». Y para animarnos más, añade: «Si queréis morar siempre en su divino Corazón, amadle con un amor de preferencia, como lo único necesario a nuestros corazones, los que han de despreciar todo lo demás ¡Ah! si comprendiesen las almas llamadas a esa perfecta desnudez y abandono, cuánto adelantarían, por la fidelidad en corresponder a esa llamada amorosa por la muerte total a todo deseo, satisfacción, curiosidad y miras sobre sí mismas, dejándose guiar de ese divino Piloto, ¡en la nave segura de su corazón! ¡Dejarse guiar de ese divino Piloto, qué dicha, pero a qué condición! No mirarse nunca a si misma
Jaculatoria. Sólo una cosa es necesaria, amarle y dejarle obrar
Acto de unión a los sentimientos del Sagrado Corazón en el Santísimo Sacramento
¡Oh Jesús, mi Señor y mi Dios a quien creo verdadero y realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar! recibid este acto de una adoración profunda, para suplir el deseo que tengo de adoraros sin cesar y en acción de gracias por los sentimientos de amor, que vuestro Corazón tiene para mí. No puedo agradecerlos mejor que, ofreciéndoos todos los actos de adoración, de resignación, de paciencia y de amor que este mismo Corazón ha hecho durante su vida mortal, y hace aún y hará eternamente en el cielo a fin de amaros, alabaros y adoraros por él mismo, cuanto me sea posible. Yo me uno a esta oferta divina que hacéis a vuestro Padre; yo os consagro todo mi ser, suplicándoos destruyáis en mí el pecado y no permitáis que sea separada de Vos eternamente.
PARA FINALIZAR
***
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
***
¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
***
Ave María Purísima, sin pecado concebida.