DÍA
CATORCE
I. La mayorana. – Moradux
1. Tenemos para este día una yerba que va entre
pies. Se planta por los senderos de los jardines, y aunque sea a
la vista despreciable, pero su olor es muy fino y fuerte, y si
la pisan y la aplastan, es precisamente entonces que da su gran
fragancia. No tiene la belleza de la rosa, pero su reina la toma a su lado
por camarera para formar con ella coro, corte y ramillete.
II. La obediencia
2. El que obedece está a los pies del que manda,
recibe de él la presión, y cuanto más duro es el precepto,
la mayorana despide y manifiesta más la fragancia de su fidelidad, de
su humildad y de su sumisión. El que obedece, está como la mayorana a los
pies y entre pies del que en nombre de Dios manda; y arrodillándose
para recibir el precepto, la orden y la ley, manifiesta el respeto
que tiene a la autoridad de quien lo recibe. La obediencia es un
tributo de sumisión que damos a los respectivos superiores, y es una
virtud mediante la que nos rendimos y sujetamos a todos nuestros
superiores, a cada uno dentro del círculo de su respectiva jurisdicción.
III. La obediencia de María
3. María obedeció como hija fiel y leal a santa Ana y
a san Joaquín, a los sacerdotes y maestros en el templo, a José en su
casa, a Jesús como Dios, como Pontífice de los pontífices y Rey de los
reyes: obedeció a ciegas, humilde, dócil, afectuosa, de buena voluntad y de
buen corazón, como si fuese la más baja de todas las criaturas. Obedeció
al Angel y a Dios en todo cuanto se le mandó, y obedeció a Dios
que mandó como a Abrahán sacrificar a su Hijo amado, y
porque obedeció, fue digna de ser exaltada.
IV. La mayorana en manos de María
4. Hagamos examen de nuestra obediencia.
¿Obedeces a Dios? ¿oyes y sigues sus inspiraciones? ¿obedeces a la
Iglesia y a sus pastores? ¿obedeces a tus confesores? ¿obedeces a todos
aquellos a quienes Dios ha puesto sobre ti para gobernarte? Si obedeces
¿cómo? ¿voluntariamente y de buen grado y con gozo, sea el precepto duro o
ligero, sea fácil o penoso? ¿te dejas pisar como la mayorana?
Cuando un superior te reprende ¿das perfumes de humildad, o bien te
conviertes en un espinal erizado por tu soberbia? ¿obedeces bien?
Piénsalo, medítalo, y mira que, si no te sujetas, si no te rindes, si no
obedeces, serás como rebelde lanzado con los ángeles soberbios al
infierno. Resuélvete a obedecer y a obedecer bien; toma la mayorana,
adorna con ella la rosa, y, presentando a María tu obediencia, dile:
Presentación de la mayorana a María
ORACIÓN. Señora: Pongo
mi mayorana en vuestras manos. Yo me comprometo a obedecer humilde, dócil,
con amor, voluntariamente, sin murmuración ni quejas, con prontitud
y fidelidad a Dios y a cuantos representan su autoridad. Jardinera
mía, a vuestra habilidad y a vuestra maternal solicitud fío mi mayorana:
cuidadla bien.