EL SEÑOR HACÍA MUCHA
MISERICORDIA CONMIGO
No me parece acababa yo de
disponerme a quererle servir, cuando Su Majestad me comenzaba a tornar a
regalar. No parece sino que lo que otros procuran con gran trabajo adquirir,
granjeaba el Señor conmigo que yo lo quisiese recibir, que era ya en estos
postreros años darme gustos y regalos. Suplicar yo me los diese, ni ternura de
devoción, jamás a ello me atreví; sólo le pedía me diese gracia para que no le
ofendiese, y me perdonase mis grandes pecados. Como los veía tan grandes, aun
desear regalos ni gustos nunca de advertencia osaba. Harto me parece hacía su
piedad, y con verdad hacía mucha misericordia conmigo en consentirme delante de
sí y traerme a su presencia; que veía yo, si tanto El no lo procurara, no
viniera. (V 9, 9)