27 de julio
UN INCENDIO EN DAMPRACH
MES Y NOVENA EN HONOR
A LA VIRGEN DEL CARMEN
ORACION PARA COMENZAR
Y FINALIZAR CADA DÍA
MES DE JULIO EN HONOR
A LA VIRGEN DEL CARMEN
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en este ejercicio consagrado a vuestra devoción, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:
3 Avemarías
A continuación se lee el relato tomado de la obra “Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús. Del 7 al 15 de julio se añade la oración propia de cada día de la novena.
27 de julio
UN INCENDIO EN DAMPRACH
“Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús.
El 20 de noviembre de 1857, en medio de una noche oscura de invierno y de una tempestad de viento vio lentísima, declaróse en Damprach un incendio voraz y en extremo horroroso. Al toque alarmante de las campanas, acudió todo el vecindario al lugar del siniestro, trabajando con la mayor actividad y celo por ver la forma de remediar semejante estrago, que afectaba a gente muy humilde.
Desgraciadamente, todo fue en vano; los techos se desplomaban, las llamas se avivaban más y más, los edificios contiguos iban a ser muy pronto pasto de las llamas; siendo general el espanto y consternación de aquellas buenas gentes.
De repente, una joven llamada Ana Reynaud dijo:
-"Es menester tirar en medio de las llamas un Escapulario bendito de la Virgen del Carmen. María, nuestra Madre, hará lo demás".
Varias veces trató la joven de poner en ejecución su feliz pensamiento, más la fuerza del viento se lo impedía, por lo cual tuvo que sujetar el Escapulario a una piedra y así pudo tirarlo al sitio donde más arreciaba el incendio.
Y lo mismo fue caer el Santo Escapulario entre las llamas que detenerse de súbito los progresos del voraz elemento, que, poco a poco, fue apagándose entre la admiración y el asombro general de los espectadores.
Pero no terminó aquí todo lo prodigioso. Al día siguiente, entre las cenizas del incendio todavía humeantes, encontróse el Santo Escapulario perfectamente conservado, el cual, recogido por el párroco, fue enseñado y dado a besar a todos los vecinos del pueblo, que, atónitos, contemplaban la grandeza de aquel prodigio de que fueran testigos, no cesando de alabar a la Santísima Virgen, nuestra Madre, por la virtud que diera a su gloriosa librea.
Oración final para todos los días
Infinitas gracias os damos, soberana Princesa, por los favores que todos los días recibimos de vuestra benéfica mano; dignaos, Señora, tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo; y para más obligaros, os saludamos con una Salve:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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Querido hermano comparte este ejercicio con tus familiares y amigos para que muchos conozcan y amen a la Virgen.
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Nuestra Señora del Carmen, ruega por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.