DIA SÉPTIMO
Los secretos del Corazón de Jesús
MES DE JUNIO
EN HONOR AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
CON SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
OFRECIMIENTO AL PADRE ETERNO.
Oración de Santa Margarita María Alacoque
Padre eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como se ofrece Él mismo, a Vos en sacrificio. Recibid esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos y actos de este Sagrado Corazón. Todos son míos, pues Él se inmola por mí, y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.
Se meditan los textos dispuestos para cada día.
DIA SÉPTIMO
Los secretos del Corazón de Jesús
MEDITACIÓN
Punto Primero. El que deseare meditar sobre el Sagrado Corazón de Jesús, prepare ante todo su corazón para qué se abrase en amor, porque todo cuanto allí se ve, no es sino amor, bajo las diferentes formas, que el mismo amor le hace tomar. Estos han sido precisamente los designios de nuestro Señor, al descubrirnos los secretos de su Corazón; secretos tan ocultos y escondidos, que cuanto más se manifiestan, menos se penetran y comprenden, puesto que al fin son secretos de un Dios, en los cuales su mayor grandeza se cifra, en ser inconcebibles ¡Oh Corazón deifico, dadme que penetre vuestros misterios, aunque sea sin entenderlos y que con ese no entender, ¡llegue a concebirlos todos! No queden perdidos ni desatendidos los deseos ardientes de Vuestro Corazón amante, y ya que no deseáis otra cosa con más empeño, que derramar en abundancia vuestras misericordias y prodigar las mayores gracias de satisfacción, que no seamos tan desdichados, que por nuestra ingratitud merezcamos se cumpla en nosotros aquella amenaza tristísima, que por medio de vuestra humilde esposa Margarita María nos hicisteis a todos «En cuanto a aquellos dijisteis que no se aprovechen de mis gracias, haciéndolos triunfadores de sí mismos, se les retirarán dichas misericordias».
No sea así, Corazón divino, antes derramadlas cada vez con mayor abundancia sobre nuestros corazones agradecidos.
Punto Segundo. Dos cosas, entre otras muchas, nos aconseja la amante del Sagrado Corazón en este día «Cuando os sobrevenga, dice, alguna pena o trabajo, decid dentro de vosotros mismos: Toma lo que el Sagrado Corazón te envía, para unirte con Él» Hermoso documento, que cambiará sin duda las amarguras en suavísimos consuelos, a quien le practicase fielmente. Y en seguida añade «Tratad de conservar la paz del corazón, que vale más que todos los tesoros y para conseguirlo, despojaos de vuestra voluntad, colocando en lugar suyo la del Sagrado Corazón de nuestro buen Jesús, dejándole querer para nosotros, cuanto juzgue le sea más glorioso, contentándonos con someternos y abandonarnos» Paz, sumisión, abandono, tres palabras que encierran en si toda la perfección. Paz, mediante el sosiego de todas las pasiones, sometidas a la razón y como consecuencia la razón a Dios, sumisión por la entrega de la voluntad propia, a la de Dios, abandono por medio del olvido de sí mismo y de la pérdida total en el Corazón deífico de Jesús ¡Feliz pérdida en la cual, no encontrándose el alma, se encontrará eternamente feliz!
Jaculatoria. Corazón abrasado de amor, perdedme en ese amor y encendedme en esas llamas.
Acto de pureza de intención
Yo me ofrezco toda a vos, ¡oh Corazón de amor! con intención de que todo mi ser, mi vida, mis sufrimientos, sean para amaros, honraros y glorificaros en el tiempo y en la eternidad. Yo os amo ¡oh Corazón todo amable! como a mi soberano bien, mi dicha, mi alegría, y el único digno del amor de todos los corazones. ¡Oh, si pudiese el mío reducirse a cenizas por el ardor y la vehemencia de este amor, por el cual renuevo con toda mi alma todos los ofrecimientos, que os he hecho de mí misma! Libradme de desagradaros, y hacedme practicar, cuanto os agrada. ¡Oh manantial del puro amor, por qué no seré todo corazón para amaros, y todo espíritu para adoraros! Haced que no pueda amar más que a Vos, en Vos y por Vos. Que mi memoria no se acuerde más que de Vos, que mi entendimiento sólo se emplee en conoceros, mi voluntad y afecto en amaros, mi lengua en alabaros, mis ojos en miraros, mis manos en serviros, mis pies en buscaros, a fin de que pueda amaros un día sin temor de perderos en la eternidad bienaventurada. Amen.
PARA FINALIZAR
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.