jueves, 19 de junio de 2025

20. EL CORAZÓN DE JESÚS EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO. MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

DÍA VIGÉSIMO

El Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento

 

MES DE JUNIO

EN HONOR AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

CON SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

 

OFRECIMIENTO AL PADRE ETERNO.

Oración de Santa Margarita María Alacoque

 

Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.

 

Se meditan los textos dispuestos para cada día.

DÍA VIGÉSIMO

El Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento

 

MEDITACIÓN

Punto Primero. Si alguna cosa puede aliviar el destierro del alma que camina por entre los trabajos y miserias de la vida, ciertamente que es la real presencia de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento ¡Oh y qué deseoso está el Corazón del divino Maestro, qué deseoso está, de derramar las gracias que no puede contener en sí mismo por efecto del amor que le obliga a comunicarles a todos! ¡Y cuáles no son sus suspiros, para entrar en corazones que le amen, que le consuelen y suavicen sus amarguras! ¡Oh, Corazón deifico de Jesús! por qué queriendo Vos formar las delicias del alma que os recibe en su pecho, por qué las más de las veces quedan yertos nuestros corazones! Qué asombroso misterio es ese, que, recibiendo vuestro Corazón, abrasado y consumido de amor, quieren los nuestros helados en medio de tan ardiente hoguera ¡Oh fuego del Corazón de mi Jesús, enciende en el mío una llama que nunca se extinga!

¡Oh Jesús, en vuestra inmensa bondad, buscáis combustibles para alimentar las llamas, en que se abrasa vuestro Corazón, tenga el mío ese oficio en el vuestro amante, y conviértase en una de las llamas, que se abren paso por entre tantas heridas, para que sin cesar se abrase y arda sin consumirse.

Punto Segundo. Escuchemos con qué disposiciones recibía la Beata Margarita María al Sagrado Corazón de Jesús en la santa comunión: «Fuera de ese divino manjar de amor, nada dice, es capaz de darme alegría; así es, que luego que le tengo en mi corazón, es tan grande mi consuelo, que queda mi interior en un profundo silencio, para oír la voz del que forma todas mis delicias» ¡Oh, si nos acercásemos al deífico Corazón de Jesús en la sagrada comunión, con disposiciones análogas ¡cuántas gracias no recibiríamos de Él! ¡Si supiéramos callar, qué sublimes enseñanzas nos daría! ¡Si Él formase únicamente nuestras delicias, con qué anhelo, con qué fervorosos deseos iríamos a recibirle! ¡Oh Corazón herido de amor, no tengáis que proferir de nuevo, aquello que dijisteis por el discípulo amado: «Vino a los suyos ¡y ellos no le recibieron!» ¡Ojalá que nunca tampoco exclaméis: «En la casa de los que me amaron, me llagaron» ni menos os veáis precisado a decir amargamente: ¡Vivo por gracia en corazones que me desconocen! ¡Oh quejas dolorosas de Jesús! ¡Oh Corazón angustiado de amor, basta ya de padecer; entrad en mi corazón y hallad en él vuestro descanso!

 

Jaculatoria. Venid y poseedme ¡oh Corazón de mi Dios y Dios de mi corazón!

 

Invocación al Sagrado Corazón de Jesús

¡Oh Corazón altísimo, delicias de la Divinidad, yo os saludo desde el destierro en que habito, yo os invoco en mi dolor, y os llamo para que remediéis mi fragilidad! Corazón misericordioso, Corazón buenísimo de mi Padre y de mi Salvador, no rehuséis vuestro socorro a mi pobre corazón.

Vos, Dios de mi corazón, que me habéis criado para ser el objeto de vuestros amores y el motivo de vuestras inefables bondades ¡Oh Corazón divino! Venid a mí, o atraedme a Vos. Venid, el más tierno, el más fiel, el más dulce, el más amable de todos los amigos, venid a mi corazón. Yo os suplico por vuestra amistad incomparable y por vuestra palabra, que vengáis a aliviarme. Venid, y no permitáis que yo os dé motivo de que me dejéis. Venid, vida de mi corazón, alma de mi vida, único apoyo de mi alma; venid, dadme la vida vuestra y en Vos, pero eficazmente ¡Oh única vida mía y todo mi bien! Venid, mi Dios y mi todo.

 

 

 

PARA FINALIZAR

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.