DÍA OCTAVO.
Juicio particular del alma.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
y oración por los difuntos
ORACIÓN INCIAL
Por la señal…
Pongámonos en la presencia de Dios y adoremos su Divina Majestad.
Oh Dios mío, que condenándonos a la muerte, nos habéis ocultado el momento y la hora, haced que viviendo santamente todos los días de nuestra vida, merezcamos una muerte dichosa, abrasados en vuestro divino amor.
Haced que la meditación de las verdades últimas de la existencia del hombre sobre la tierra, nos sirvan de estímulo para arrepentirnos y detestar el pecado, y resolvernos a vivir y practicar la virtud.
Por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina con Vos, en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Se leen los puntos para cada día.
DÍA OCTAVO.
Juicio particular del alma.
1.- El examen será rigurosísimo de todos los pensamientos, de todas las palabras, de todas las acciones muy por menudo. Me acusarán los demonios que me tentaron: Los compañeros que yo escandalicé: Y mi misma conciencia que tantas veces me avisó con sus remordimientos.
2.- El Juez será justísimo, y sin misericordia: A su vista cometí los pecados, y así él mismo lo vio todo, lo oyó todo, y lo supo todo.
3.- La sentencia será irrevocable: No habrá excusa: No habrá súplica: No habrá apelación. Oh eterna vida, oh eterna muerte.
FRUTO.
Conservad todo este día muy viva en vuestra imaginación la presencia de Cristo Juez. Y antes de comenzar cualquiera obra, decíos a vos mismo: De esta acción que voy a hacer, ¿qué sentencia se me dará? Antes de iros a la cama repetid tres veces la oración: María mater gratiæ, mater misericordiæ, tu nos ab hoste protege, & mortis hora suscipe; y besad tierra.
PARA FINALIZAR
Por el eterno descanso de los difuntos y las benditas almas del purgatorio:
Pater noster…
V/ . Libra, Señor, sus almas.
R/. De las penas del infierno.
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
V/. Señor, escucha mi oración.
R/. Y llegue a ti mi clamor.
V/ . El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
Oremos:
Oh Dios, que otorgas el perdón y buscas la salvación de los hombres, pedimos a tu clemencia por la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de todos tus santos, para las almas de tus siervos que han salido de este mundo, la gracia de tener parte en la beatitud eterna: principalmente para las almas de mis familiares, amigos y bienhechores difuntos, y de aquellas más necesitadas y olvidadas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
V/. Concédeles, Señor, el descanso eterno.
R/. Y brille sobre ellos la luz eterna.
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
V/. Por la misericordia de Dios y la intercesión de la Virgen María las almas de todos los fieles difuntos descansen en paz.
R/. Amén.