DÍA DIEZ.
Estado del cuerpo después de la muerte.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
y oración por los difuntos
ORACIÓN INCIAL
Por la señal…
Pongámonos en la presencia de Dios y adoremos su Divina Majestad.
Oh Dios mío, que condenándonos a la muerte, nos habéis ocultado el momento y la hora, haced que viviendo santamente todos los días de nuestra vida, merezcamos una muerte dichosa, abrasados en vuestro divino amor.
Haced que la meditación de las verdades últimas de la existencia del hombre sobre la tierra, nos sirvan de estímulo para arrepentirnos y detestar el pecado, y resolvernos a vivir y practicar la virtud.
Por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina con Vos, en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Se leen los puntos para cada día.
DÍA DIEZ.
Estado del cuerpo después de la muerte.
Después de la muerte imagínate ver a tu cuerpo.
1.- ¿Cómo queda? Un cadáver pálido, deforme, y espantoso: No ve; no siente; no se mueve; solo, y desamparado de todos.
2.- ¿De qué se viste? de un andrajo el más despreciable, o de un pobre hábito, y el horror natural hace retirar a todos, de suerte, que apenas se encuentra quien vaya a cubrirle
3.- ¿Dónde es llevado? A la Iglesia, acompañado de Sacerdotes, los cuales después de las breves oraciones, le dejan, para que le echen en el sepulcro, cubierto de tierra, donde todos le pisen, y allí se podrezca, y consuma con los gusanos. Y ¿este es el cuerpo que yo trato con tanto regalo, y delicadeza?
FRUTO.
Id a una Iglesia, y después de haber adorado el Santísimo, poneos de rodillas sobre una sepultura, y decid cinco veces: ¡Esta es la casa donde algún día será llevado este mi cuerpo a podrecerse, y consumirse entre gusanos! Un De profundis por las Almas del Purgatorio.
PARA FINALIZAR
Por el eterno descanso de los difuntos y las benditas almas del purgatorio:
Pater noster…
V/ . Libra, Señor, sus almas.
R/. De las penas del infierno.
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
V/. Señor, escucha mi oración.
R/. Y llegue a ti mi clamor.
V/ . El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
Oremos:
Oh Dios, que otorgas el perdón y buscas la salvación de los hombres, pedimos a tu clemencia por la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de todos tus santos, para las almas de tus siervos que han salido de este mundo, la gracia de tener parte en la beatitud eterna: principalmente para las almas de mis familiares, amigos y bienhechores difuntos, y de aquellas más necesitadas y olvidadas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
V/. Concédeles, Señor, el descanso eterno.
R/. Y brille sobre ellos la luz eterna.
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
V/. Por la misericordia de Dios y la intercesión de la Virgen María las almas de todos los fieles difuntos descansen en paz.
R/. Amén.