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jueves, 6 de junio de 2024

DÍA SÉPTIMO. MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON STA. MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE

 


DÍA SÉPTIMO

MES  DEL

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

extractado de los escritos de la

B. MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE

 

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS:

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

 

OFRECIMIENTO AL PADRE ETERNO.

Oración de Santa Margarita María Alacoque

 

Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.

 

Se meditan los textos dispuestos para cada día.

DIA SÉPTIMO

 

Designios del amor de Nuestro Señor con aquellos que abrazan la devoción de su Sagrado Corazón

Nuestro Señor me ha dado a conocer, escribía la Beata Margarita María, que quiere ser conocido, amado y adorado de los hombres y que les comunicaría muchas gracias, cuando se hubiesen consagrado a la devoción y al amor de su Sagrado Corazón. Le descubre los tesoros de amor y de gracias, que reserva para las personas que se consagren y se sacrifiquen totalmente a procurarle todo el honor, amor y gloria que puedan y les promete tesoros tan grandes, que me es imposible expresar. Me parece que el gran deseo que tiene nuestro Señor, de que su Sagrado Corazón sea honrado con algún homenaje particular, es con el fin de renovar en las almas los efectos de su Redención, haciendo de este divino Corazón como un segundo mediador entre Dios y los hombres, cuyos pecados se han multiplicado de tal suerte, que es necesaria toda la extensión de su poder, para obtenerles misericordia, y las gracias de salvación y santificación, que tanto deseo tiene, de derramar con abundancia.

Quiere establecer su nuevo reino entre nosotros, con el fin de concedernos más abundantemente sus grandes misericordias, y sus preciosas gracias de santificación y de salvación. Pero a los que no se aprovechen de ellas en sí mismos, dice que les serán quitadas; porque esto es como un último remedio, concedido por nuestro padre celestial para curar nuestros males.

No puedo creer, que las personas consagradas a este Sagrado Corazón perezcan, ni caigan bajo el dominio de Satanás por el pecado mortal; es decir, las que después de haberse consagrado a Él, traten de honrarle, amarle y glorificarle, cuanto les sea posible, conformándose en todo con sus santas máximas.

No hay camino más corto para llegar a la perfección, ni medio de salvación más seguro, que el de consagrarse a este divino Corazón, para tributarle todos los homenajes de amor, honor y alabanzas, de que somos capaces.

«Creo y no puedo menos de decíroslo, que el Sagrado Corazón tendrá una. protección particular y una unión de amor especial con las comunidades, que le tributen algunos homenajes particulares» El deseo ardiente que tiene de derramar con profusión sus gracias en las almas, en el que le hace desear ser conocido, amado y glorificado de sus criaturas, en las cuales quiere establecer su reino, como el manantial de todo bien, de donde corran abundantes aguas, para proveer a sus necesidades» Por esto quiere que se dirijan a Él con gran confianza y me parece, que uno de los medios más eficaces para obtener lo que se le pide, es el Santo Sacrificio de la misa, y más infalible será, si se mandan celebrar el viernes tres o cinco en honor de las cinco llagas. Muchas personas en casos extremos han obtenido curas milagrosas».

 

Divinas promesas

La Beata escribía al reverendísimo Padre Rolin, de la Compañía de Jesús: «¡Ojalá acierte yo a decir cuánto sé de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús! ¡Ojalá pudiera descubrir al mundo entero los tesoros de gracias, que Jesucristo encierra en este Corazón adorable y ojalá pudiera poner en claro los designios que tiene de derramarlas con profusión, sobre aquellos que la practiquen! Yo os suplico, mi reverendo Padre, no olvidéis nada de cuanto os diga, para predicarlo e inculcarlo a todo el mundo. Jesucristo me ha darlo a conocer de un modo, que no puedo dudar, lo que quería se estableciese esta sólida devoción, principalmente por medio de los Padres de la Compañía de Jesús, y que por ella se crease un número infinito de fieles servidores, de perfectos amigos y de hijos perfectamente agradecidos. Los tesoros de bendición y de gracias que este Corazón encierra son infinitos; yo lo único que puedo decir es, que no hay ejercicio de perfección en la vida espiritual, que sea más propio para elevar en poco tiempo a un alma a la más alta perfección, y para hacerla gustar las verdaderas dulzuras, que se encuentran en el servicio de Jesucristo. Sí, yo lo aseguro; si se supiese lo agradable que es a Jesús esta devoción, no habría un cristiano que no la pusiese luego en práctica, por poco amor que tuviese a este Salvador, tan digno de ser amado. Haced lo posible, para que todos, pero en especial las personas religiosas, la abracen; porque estas encontrarán tantos socorros, que sólo por este medio se restablecerá, si se ha perdido, el primitivo fervor; y si hubiese desaparecido por desgracia la santa observancia, volverá a reinar la más exacta regularidad, en las comunidades más relajadas y divididas; y por último llegarán a la cima de la perfección y unión de caridad aquellas, que vivan en santa regularidad y observancia religiosa.

«Mi divino Salvador me ha dicho, que los que se emplean en la salvación de las almas, conseguirán mover los corazones más endurecidos, y trabajarán siempre con un éxito admirable, si se hallan penetrados en sí mismos de una tierna devoción a su Corazón divino» Las personas seglares hallarán por medio de esta amable devoción, todos los socorros necesarios a su estado; es decir, la paz en sus familias, el alivio en sus trabajos, la bendición del cielo en todas sus empresas, el consuelo en sus miserias; y sobre todo hallarán en este Corazón un refugio seguro durante su vida, y principalmente a la hora de su muerte.

¡Oh cuán dulce es morir, después de haber tenido una constante devoción al Corazón de Aquel, que debe juzgarnos! En fin, es cosa indudable y visible, que en el mundo experimentan toda suerte de socorros del cielo, los que tienen para con Jesucristo un amor agradecido, tal como el que se le manifiesta por la devoción a su Sagrado Corazón».

El fervor en el servicio divino se encuentra en la unión al Sagrado Corazón de Jesús. En una carta de la Beata leemos estas palabras: Respecto a vuestra pena por creer lleváis una vida lánguida en el servicio de Dios, he aquí lo que creo necesario deciros; y es, que si queréis complacer al Señor en este punto en vez de turbaros, uníos en cuanto hagáis al Sagrado Corazón de nuestro Señor Jesucristo al principio de las obras, para que os sirva de disposición, y al fin de satisfacción. Por ejemplo: ¿nada podéis hacer durante la oración? Contentaos con lo que este divino Salvador hace por nosotros en el Santísimo Sacramento del altar, ofreciendo sus ardores, para reparar vuestras frialdades, y decid en cada una de vuestras acciones: “Dios mío, yo quiero hacer, o padecer esto en el Sagrado Corazón de vuestro Hijo, y según sus santas intenciones, que os ofrezco para reparar cuanto haya de tibio o imperfecto en las mías” Y así en todo lo demás. Y cuando os aqueje alguna pena, aflicción o mortificación, decíos a vos misma «Toma lo que el Sagrado Corazón te envía para unirte a Él» Y tratad sobre todo de conservar la paz de vuestro corazón, que vale más, que todos los tesoros imaginables. El medio de conservarla es perder vuestra voluntad, y poner en su lugar la de este adorable Corazón, para que Él quiera por nosotros, lo que sea más para su gloria; contentándonos con someternos y abandonarnos en Él. En una palabra, este divino Corazón suplirá todo lo que os falte; Él amará a Dios por vosotros y vosotros le amareis en Él y por Él».

 

Acto de pureza de intención

Yo me ofrezco toda a vos, ¡oh Corazón de amor! con intención de que todo mi ser, mi vida, mis sufrimientos, sean para amaros, honraros y glorificaros en el tiempo y en la eternidad. Yo os amo ¡oh Corazón todo amable! como a mi soberano bien, mi dicha, mi alegría, y el único digno del amor de todos los corazones. ¡Oh, si pudiese el mío reducirse a cenizas por el ardor y la vehemencia de este amor, por el cual renuevo con toda mi alma todos los ofrecimientos, que os he hecho de mí misma! Libradme de desagradaros, y hacedme practicar, cuanto os agrada. ¡Oh manantial del puro amor, por qué no seré todo corazón para amaros, y todo espíritu para adoraros! Haced que no pueda amar más que a Vos, en Vos y por Vos. Que mi memoria no se acuerde más que de Vos, que mi entendimiento sólo se emplee en conoceros, mi voluntad y afecto en amaros, mi lengua en alabaros, mis ojos en miraros, mis manos en serviros, mis pies en buscaros, a fin de que pueda amaros un día sin temor de perderos en la eternidad bienaventurada. Amen.

 

 

PARA FINALIZAR

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.