24 de enero
San Timoteo, obispo y confesor
Timoteo, nacido de padre gentil y de madre judía en Listria de Licaonia, practicaba ya la religión cristiana cuando el apóstol San Pablo llegó a aquellos lugares. Conmovido éste por la fama de la santidad de Timoteo, le escogió como compañero de sus viajes; pero por consideración a los Judíos que se habían convertido a Cristo, los cuales sabían que el padre de Timoteo era gentil, le circuncidó. Habiendo llegado a Éfeso, fue hecho obispo por el Apóstol, a fin de que gobernara aquella iglesia.
El Apóstol le escribió dos Cartas: una desde Laodicea, otra desde Roma, confirmándole en su cargo pastoral. No pudiendo Timoteo tolerar que el sacrificio debido al Dios único fuera ofrecido a los simulacros de los demonios, un día en que los de Éfeso inmolaban víctimas a Diana en su fiesta, quiso apartarles del acto impío; mas el santo Obispo fue apedreado. Sacado casi muerto por los cristianos, y llevado a un monte vecino, se durmió en el Señor el 24 de enero.
Oremos.
Dios todopoderoso, mira nuestra debilidad, y, pues nos agobia el peso de tantos pecados, que la intercesión gloriosa de San Timoteo, mártir y obispo, nos ayude y nos proteja. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.