22 de abril
SANTOS SOTERO y CAYO, Papas y Mártires
Las aflicciones tan breves y tan ligeras
de la vida presente nos producen
el eterno peso de una sublime
e incomparable gloria.
(2
Corintios, 4, 17).
San Sotero, Papa, gobernó la Iglesia durante
tres años y algunos meses, bajo el reinado del emperador Marco Aurelio. Después
de haber dictado sabias leyes y dado grandes ejemplos de virtud, magnánimamente
padeció el martirio
San Cayo, pariente próximo del emperador Dio c1eciano, fue también Sumo
Pontífice. Se vio obliga do, para evitar la persecución, a ocultarse en las
cata cumbas. Después de doce años de pontificado, recibió la corona del
martirio, junto con su hermano Gabino, en el año de Jesucristo,
296.
MEDITACIÓN SOBRE LA RECOMPENSA DE NUESTROS TRABAJOS
I. Lo que al presente sufrimos es poca cosa en comparación con la recompensa que nos espera. Por tanto, no debemos inquietarnos por los males que nos acaecen. Si comparamos nuestra vida de un momento con la eternidad que la sigue, y que será su premio, nuestras pruebas nos parecerán poca cosa. Todo lo que acaba es corto. (San Agustín).
II. La recompensa que nos ha sido preparada en el cielo es eterna en duración e infinita en grandeza. ¿Por qué amamos tan ardientemente esta vida, que nos mantiene alejados de una tan completa felicidad? ¿Por qué no buscamos aquello por lo cual adquirimos una felicidad eterna? ¡Que Dios sea el único objeto de nuestros deseos. Él a quien veremos sin fin, a quien amaremos sin disgusto, a quien alabaremos sin fatiga! (San Agustín).
III. La sola esperanza de poseer a Dios debe ya hacernos dichosos y ponernos contentos desde esta vida. Esta esperanza es la que da a los mártires la fuerza para soportar terribles tormentos, a los penitentes endulza sus lágrimas y austeridades. Contempla, pues, a menudo el cielo, y en viéndolo, di: ¡He ahí el trono que me prepara Dios! Todo pasa, sólo la eternidad perdura. Pasaron nuestros hermanos, pasamos también nosotros y nuestros descendientes nos seguirán. (San Euquerio).
La paciencia
Orad por los que sufren.
ORACIÓN
Pastor eterno, considerad con benevolencia a vuestro rebaño, y guardadlo con protección constante por vuestros bienaventurados mártires y Soberanos Pontífices Sotero y Cayo, a quienes constituisteis pastores de toda la Iglesia. Por J. C. N. S.