“YO SOY LA LUZ DE MUNDO.” Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino
Sábado de la IV semana de Cuaresma
Comentarios al Evangelio
de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino
12 Y otra vez les habló el Señor diciendo: "Yo soy la luz
del mundo: el que me sigue no anda en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la
vida". (v. 12)
Alcuino
Como había absuelto a aquella mujer
de su culpa, para que no dudasen de si podría perdonar pecados quien aparecía
como puro hombre, se dignó demostrar más claramente el poder de su divinidad.
Por esto dice: "Y otra vez les habló Jesús diciendo: "Yo soy la luz
del mundo".
Beda
En lo que debe observarse que no
dice yo soy la luz de los ángeles, o del cielo, sino la luz del mundo, esto es,
de los hombres, que habitan en las tinieblas, según dicen aquellas palabras:
"Para alumbrar a aquellos que están sentados en la sombra y en las
tinieblas de la muerte" ( Lc 1,79).
Crisóstomo, in Ioannem, hom.51
De otro modo, como le atribuían por
patria a Galilea, y dudaban si sería alguno de los profetas (o que sería un profeta
cualquiera), quiso demostrar que no era un profeta, sino el dominador de todo
el universo. Por esto dice: "Y otra vez les habló Jesús diciendo: "Yo
soy la luz del mundo", no sólo de Galilea, ni de Palestina, ni de Judea.
San Agustín, in Joannem, tract. 34
Los maniqueos creyeron que ese sol
visible a los ojos de la carne era Nuestro Señor Jesucristo, pero la Iglesia
católica desaprueba tal error, porque no es el Señor un sol creado, sino quien
creó al sol. Todas las cosas fueron creadas por El, y para nosotros se hizo esa
Luz que estando debajo del sol produjo el sol. Pero está encubierta con la nube
de la carne, no para que se oscurezca, sino para mitigar sus rayos. Hablando a
través de la nube de la carne, la luz que no puede faltar, la luz de la
sabiduría, dice a los hombres: "Yo soy la luz del mundo" ( Jn 1,3).
Teofilacto
Pueden aducirse en contra de
Nestorio estas palabras; porque no dijo que en mí está la luz del mundo, sino
que yo soy la luz del mundo, porque el que parecía sólo hombre era el Hijo de
Dios y la luz del mundo. Por tanto el Hijo de Dios no habitaba (como afirma
Nestorio con mucha palabrería) en un simple hombre 1.
San Agustín, ut sup
Y hace que separes tus miradas de la
carne, y te lleva a la visión del espíritu cuando añade: "El que me sigue,
no anda en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida". No cree suficiente
el decir, "Tendrá la luz", sino que añade "de la vida".
Estas palabras del Señor están conformes con las del salmo: "Con tu luz
veremos la luz, porque en ti se encuentra la fuente de la vida" ( Sal
35,10). En los usos de la vida corporal una cosa es la luz y otra la fuente; la
boca busca la fuente, los ojos la luz. Pero en cuanto a Dios lo mismo es la luz
que la fuente. El mismo que te alumbra para que veas, es el que mana para que
bebas. Las promesas que hace las expresa con un futuro, mas fijó el tiempo
presente para lo que debemos hacer. Dice: "El que me sigue, tendrá".
Ahora sigue por la fe; después poseerá en la realidad. Sigamos al sol visible,
y entonces le seguiremos hacia el Occidente, que es hacia donde camina; y
porque si no, él te abandonará aunque tú no quieras dejarle. El Señor está todo
en todas partes; si no te separas de El, El nunca se ocultará para ti. Deben
temerse las tinieblas de las costumbres, no de los ojos. Y si de los ojos, no
de los exteriores, sino de los interiores, por los que no se distingue lo
blanco de lo negro, sino lo justo de lo injusto.
Crisóstomo, ut supra
En sentido espiritual, dijo:
"No anda en tinieblas", esto es, no permanece en el error. Por eso
alaba a Nicodemo y a los sirvientes y les enseña a vencer los engaños (o a
prevenir los fraudes) que hay en el error, pero que no eclipsarán a la luz.
Notas
1. "La herejía nestoriana veía en Cristo una persona humana junto a la persona divina del Hijo de Dios. Frente a ella S. Cirilo de Alejandría y el tercer Concilio Ecuménico reunido en Efeso, en el año 431, confesaron que 'el Verbo, al unirse en su persona a una carne animada por un alma racional, se hizo hombre'. La humanidad de Cristo no tiene más sujeto que la persona divina del Hijo de Dios que la ha asumido y hecho suya desde su concepción. Por eso el Concilio de Efeso proclamó en el año 431 que María llegó a ser con toda verdad Madre de Dios mediante la concepción humana del Hijo de Dios en su seno: 'Madre de Dios, no porque el Verbo de Dios haya tomado de ella su naturaleza divina, sino porque es de ella, de quien tiene el cuerpo sagrado dotado de un alma racional, unido a la persona del Verbo, de quien se dice que el Verbo nació según la carne'." ( Catecismo de la Iglesia Católica, 466).
13-18 Y los fariseos
le dijeron: "Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no es
verdadero". Jesús les respondió, y dijo: "Aunque yo de mí mismo doy
testimonio, verdadero es mi testimonio; porque sé de dónde vine y a dónde voy;
mas vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según
la carne: mas yo no juzgo a ninguno; y si juzgo yo, mi juicio es verdadero,
porque no soy solo: mas yo y el Padre que me envió. Y en vuestra Ley está
escrito, que el testimonio de dos hombres es verdadero: yo soy el que doy
testimonio de mí mismo, y testimonio da de mí el Padre que me envió". (vv.
13-18)
Crisóstomo, In Ioannem,hom. 51
Como el Señor había dicho: "Yo
soy la luz del mundo, y el que me sigue no anda en tinieblas", los judíos
quisieron contradecir esto. Por ello sigue: "Y los fariseos le dijeron:
"tú das testimonio de ti mismo", etc.
Alcuino
Hablaron como si sólo fuese el Señor
quien diese testimonio, cuando consta que mandó antes de tomar carne muchos
testigos, que predijeron todos sus misterios.
Crisóstomo, ut sup
Pero el Señor destruyó cuanto ellos
habían dicho. Por esto sigue: "Jesús les respondió y dijo: aunque yo de mí
mismo doy testimonio, verdadero es mi testimonio". Esto lo dijo para
deshacer aquella idea que tenían, creyendo que era un mero hombre, y dice a
continuación la causa: "Porque sé de dónde vine y a dónde voy", esto
es, soy de Dios, soy Dios e Hijo de Dios. No dijo esto terminantemente porque
siempre mezcla lo humilde con lo grande. El mismo Dios es el mejor testigo de
sí mismo y el más digno de fe.
San Agustín, in Joannem, tract. 35
Verdadero es el testimonio de la
luz, ya se manifieste a sí misma, ya dé a conocer los objetos. El profeta dijo
verdad; pero ¿de dónde la tomó si no la hubiese bebido en la fuente de la
verdad? Luego, idóneo es Jesús cuando da testimonio de sí mismo. Y diciendo:
"Porque sé de dónde vine y a dónde voy", da a entender que se refería
al Padre. El Hijo daba gloria al Padre, por quien había sido enviado. ¿Cuánto,
pues, debe glorificar el hombre a Aquél por quien ha sido creado? Mas cuando
vino no se separó del cielo, ni cuando volvió a él nos ha abandonado. ¿Qué os
admiráis? Es Dios, no puede hacer lo que El ese sol que nos alumbra, porque
cuando va al Occidente abandona el Oriente. Pero así como el sol ilumina del
mismo modo el rostro del que ve como el del ciego, aunque con su luz ve uno y
no el otro, así la sabiduría de Dios (el Verbo de Dios) en todas partes está
presente (aun entre los infieles). Pero éstos no la ven, porque no tienen ojos
en su alma. Mas para distinguir el Señor a sus fieles de sus enemigos los
judíos (como queriendo separar la luz de las tinieblas), añadió: "Pero
vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy". Estos judíos veían al
hombre, pero no veían a Dios. Por esto el Señor añadió: "Vosotros juzgáis
según la carne", a saber, cuando decís: "Tú das testimonio de ti
mismo; tu testimonio no es verdadero".
Teofilacto
Como si dijese: "Vosotros, como
veis mi carne, creéis que soy sólo carne y no Dios, pero juzgáis con las
falacias de la carne".
San Agustín, in Joannem, tract. 36
Como no conocéis a Dios y veis al
hombre, de aquí que yo os parezca soberbio, porque doy testimonio de mí mismo,
pues todo hombre aparece soberbio y arrogante cuando pretende dar testimonio
laudable de sí mismo. Porque los hombres somos débiles y podemos mentir y decir
verdad; pero la luz no puede mentir.
Crisóstomo, ut sup
Así como cuando se vive según la
carne se vive mal, así, cuando se juzga según la carne se juzga injustamente. Y
como hubieran podido decir: "Si juzgamos injustamente, ¿por qué no nos
convences de ello? ¿por qué no condenas?", añadió: "Mas yo no juzgo a
nadie".
San Agustín, ut sup
Esto puede entenderse de dos
maneras. Dice: "Yo no juzgo a nadie", de la misma manera como dice en
otro lugar: "Yo no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al
mundo" ( Jn 3,17); no lo decía negando que habría de juzgar, sino
dilatándolo. Y, como había dicho: "Vosotros juzgáis según la carne",
y añadió: "Yo no juzgo a nadie"; para que entiendas que Jesucristo no
juzga según la carne, como El fue juzgado por los hombres; mas para que se sepa
que Jesucristo es juez, añade: "Y si yo juzgo, mi juicio es
verdadero".
Crisóstomo, ut sup
Como diciendo: "por esto he
dicho no juzgo, como no pretendiendo juzgar, porque si juzgase, os condenaría
con justicia; pero ahora no es tiempo de juzgar". Pero da idea del juicio
futuro, cuando añade: "Porque yo no soy solo; mas yo y el Padre que me
envió", manifestando que no los condenará El solo, sino también el Padre.
Esto lo dijo respondiendo a sus sospechas, porque no creían que el Hijo era
digno de fe si el Padre no daba testimonio de ello.
San Agustín, ut sup
Mas si el Padre está contigo, ¿cómo
te ha enviado? Señor, entonces tu misión es tu Encarnación. Aquí estaba
Jesucristo según la carne, pero no se había separado del Padre, porque el Padre
y el Hijo se encontraban en todas partes. Avergüénzate, sabeliano 1; porque no
dijo yo soy el Padre y yo mismo soy a la vez el Hijo, sino "No soy
solo", porque está conmigo el Padre. Distingue, por lo tanto, las
personas; distingue la inteligencia; conoce que el Padre es el Padre y el Hijo
es el Hijo; pero no digas que el Padre es mayor y el Hijo es menor. Son una
sola esencia, una sola coeternidad, una igualdad perfecta. Luego es verdadero
mi juicio, dijo, porque soy Hijo de Dios. Y para que se comprenda que el Padre
está conmigo, no soy Hijo de tal naturaleza que haya de dejar al Padre; he
tomado la forma de siervo, pero no he perdido la de Dios. Había hablado del
juicio; ahora va a tratar del testimonio. Por esto sigue: "Y en vuestra
Ley está escrito", etc.
San Agustín, contra Faustum, 16, 13
¿Pretenden, acaso, los maniqueos
fundar sus calumnias en que Jesús no dijo: "en la Ley de Dios", sino:
"está escrito en vuestra Ley"? Ante lo cual, ¿quién no conoce el
espíritu de las Sagradas Escrituras 2? Dijo, pues, "en vuestra Ley", esto es
"en la que os ha sido dada". Del mismo modo como el Apóstol decía:
"mi Evangelio", el que asegura haber recibido, no de los hombres,
sino por la revelación de Jesucristo.
San Agustín, in Joannem, tract. 36
Enciérrase
una importante cuestión, que aparece velada de gran misterio, en las palabras
del Señor, cuando dijo: "En la boca de dos o tres testigos se encuentra
toda palabra de verdad" ( Dt 17,6), porque puede suceder que mientan dos.
La casta Susana estuvo en peligro por dos testigos falsos; todo el pueblo
mintió contra Jesucristo; ¿cómo puede entenderse que en la boca de dos o tres
testigos se encuentra toda palabra de verdad, sino diciendo, que de este modo
se da a conocer la Santísima Trinidad por medio del misterio, porque en Ella se
encuentra la constante estabilidad de la verdad? Por tanto dirá: "aceptad
nuestro raciocinio, para que no experimentéis el castigo". Dejo para
después el juicio, pero no el testimonio; por esto sigue: "Yo soy el que
doy testimonio de mí mismo", etc.
Beda
En muchas
ocasiones el Padre da testimonio de su Hijo, como cuando dice: "Yo te he
engendrado hoy" ( Sal 2,7), "Este es mi Hijo muy amado" ( Mt
3,17).
Crisóstomo, ut sup
Si se toma
simplemente lo que se lleva dicho, resulta una cuestión: que se ha ordenado
entre los hombres que haya verdad en la boca de dos o tres testigos, porque uno
solo no es digno de fe. ¿Pero cómo vamos a hacer extensiva a Dios esta razón?
De otro modo no podría ser verdad lo que se dice: que entre los hombres, cuando
dos dan testimonio de algo ajeno, su testimonio es verdadero (esto es, al
atestiguar dos); pero si uno de ellos da testimonio de sí mismo, no puede
decirse que hay dos testigos. No dijo esto con otro fin que con el de
manifestar que El no era menor que el Padre; de otro modo no hubiera dicho:
"Yo, y el Padre que me envió". Véase también que su poder en nada ha
sido disminuido por el Padre. El hombre, cuando es digno de fe por sí mismo, no
necesita de testimonio, pero esto es cuando se trata de cosas ajenas; respecto
de lo que a El le toca, al necesitar de testimonio ajeno no se consideraría
como digno de fe. Pero aquí sucede todo lo contrario, porque atestiguando de
cosa propia y teniendo el testimonio de otro, dijo que El era digno de fe.
Alcuino
También
puede entenderse lo que dijo en este sentido: si vuestra Ley aprueba el
testimonio de dos hombres, que pueden ser engañados y mentir, o atestiguar
muchas cosas falsas e inciertas, ¿por qué razón no creéis que es verdadero mi
testimonio y el de mi Padre, que es firme con estabilidad suprema?
Notas
1. Sostenían que el Padre y el Hijo no eran sino diferentes aspectos o condiciones de un solo y mismo ser. En sus inicios fueron también llamados "patripasianos" por sostener que era el Padre el que padeció en la cruz. Luego afirmaron que Dios era una sola persona que en su tarea como creador toma el nombre de Verbo; el Verbo es Dios que se manifiesta a sí mismo en la creación. La fe de la Iglesia enseña que: "Las personas divinas son realmente distintas entre sí. 'Dios es único pero no solitario'. 'Padre', 'Hijo', 'Espíritu Santo' no son simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí". ( Catecismo de la Iglesia Católica, 254). "Creemos firmemente y afirmamos sin ambages que hay un solo verdadero Dios, inmenso e inmutable, incomprensible, todopoderoso e inefable, Padre, Hijo y Espíritu Santo: Tres Personas, pero una Esencia, una Substancia o Naturaleza absolutamente simple". (Concilio de Letrán IV, Catecismo de la Iglesia Católica, 202)
2. Los maniqueos afirmaban la coexistencia de dos principios, uno para el bien y otro para el mal, actuantes en el universo, oponiéndose entre sí hasta una resolución que es la vuelta al estado primero de todo.
19-20 Y le decían:
"¿En dónde está tu Padre?" Respondió Jesús: "Ni me conocéis a mí
ni a mi Padre. Si me conocierais a mí, en verdad os digo que conoceríais
también a mi Padre". Estas palabras dijo Jesús en el gazofilacio,
enseñando en el templo: y ninguno le echó mano, porque aun no había venido su
hora. (vv. 19-20)
San Agustín, in Joannem, tract. 37
Aquéllos que habían oído decir al Señor:
"Vosotros juzgáis según la carne", demostraron que habían escuchado
porque creyeron que el Padre de Jesús era de carne. Por esto sigue: "Y le
decían, ¿dónde está tu Padre?", etc. Como diciendo: "Te hemos oído
decir: "Yo no soy sólo, sino que somos yo y el Padre que me ha
enviado"; pero nosotros te vemos solo: manifiéstanos que tu Padre está
contigo".
Teofilacto
Algunos indican que los judíos dijeron esto en tono de
injuria o de desprecio; le vituperan como si fuera hijo de fornicación, y de
padre desconocido, o como aludiendo a la humilde condición del que se creía su
padre, esto es, de José. Como diciéndole: "tu padre es vil y desconocido,
¿por qué nos lo citas con tanta frecuencia?" Como no le preguntaban
deseando aprender, sino tentándole, no respondió a la pregunta anterior. Por
esto sigue: "Respondió Jesús; ni me conocéis a mí, ni a mi Padre".
San Agustín, ut sup
Como si dijera: "Preguntáis ¿en dónde está tu
Padre? como si ya me conocierais a mí; como si yo fuera sólo lo que veis. Pues
porque no me conocéis, yo no os manifiesto a mi Padre. Y así como a mí me
creéis hombre, creéis que mi Padre es también hombre. Sabed que según lo que
vosotros veis soy una cosa, y según lo que no veis, otra. Yo hablo de mi Padre
oculto, estando yo también oculto; primero debéis conocerme, y después
conoceréis a mi Padre". Y esto es lo que añade: "Si me conocieseis a
mí, en verdad que conoceríais a mi Padre.
Crisóstomo, in Ioannem, hom.51
Y dice esto para manifestar que de nada les aprovecha
decir que conocen al Padre si no conocen al Hijo.
Orígenes, in Ioannem, tom. 18
Parece que está en contradicción lo que ahora dice
Jesús: "Ni me conocéis a mi ni a mi Padre" con lo que en otra ocasión
había dicho: "Me conocéis, y sabéis de dónde vengo" ( Jn 7,28). Pero
cuando dice "me conocéis" lo dice a ciertos jerosolimitanos que
decían: "¿Por ventura han creído verdaderamente nuestros príncipes que
éste es el Cristo?"; mas cuando dijo: "No me conocéis", lo dijo
a los fariseos. A los jerosolimitanos había dicho: "Es veraz el que me ha
enviado, a quien vosotros no conocéis" ( Jn 7,28). Mas alguno preguntará,
¿cómo es verdad lo que dice: "Si me conocieseis, también conoceríais a mi
Padre", siendo así que los jerosolimitanos a quienes dijo "me
conocéis" ( Jn 7,28) no conocían al Padre? A esto debe contestarse, que el
Salvador hablaba de sí unas veces refiriéndose a la naturaleza humana, y otras
a la divina. Por ello, cuando dice: "Me conocéis" habla de sí como
hombre; y cuando dice: "No me conocéis", habla de sí como Dios.
San Agustín, in Joannem, tract. 37
¿Qué quiere decir: "Si me conocieseis, también
conoceríais en verdad a mi Padre", sino que "yo y el Padre somos una
misma cosa" ( Jn 10,30)? Cuando vemos a uno que se parece a otro
generalmente decimos: "si has visto a uno ya has visto al otro". Y se
dice así, por la semejanza que hay entre ellos. Pues lo mismo da a entender el
Señor cuando dice: "Si me conociereis, en verdad que también conoceríais a
mi Padre"; no porque el Padre es el Hijo, sino porque el Hijo es semejante
al Padre.
Teofilacto
Avergüéncese Arrio, porque si, según él, el Hijo es
criatura, ¿cómo el que conoce a la criatura conoce a Dios? 1 Ni aun el que conoce la naturaleza del ángel conoce la naturaleza divina,
pero si el que conoce al Hijo también conoce al Padre, es porque el Hijo es
consustancial con el Padre.
San Agustín, ut sup
Aquí la palabra "acaso" implica una especie
de increpación, aunque parece palabra dubitativa. Muchas veces sucede entre los
hombres que hablan con duda de lo que conocen con certeza, empleando palabras
que la indican, como cuando uno se disgusta con un criado, y le dice: "Me
despreciais; reflexiona: quizá soy tu amo". Así hace también el Señor
cuando reprende a los infieles y dice: "Acaso conoceríais también a mi
Padre".
Orígenes, ut sup
Conviene saber aquí que los herejes opinan que con esto se prueba claramente que no es Padre de Jesucristo el Dios a quien los judíos adoraban, porque dicen: "si el Salvador hablaba a los fariseos que adoraban a Dios como autor del Universo, es evidente que el Padre de Jesús es otro distinto del autor del Universo, a quien los fariseos no habían conocido". Pero dicen esto, sin atender al modo de expresarse de las Sagradas Escrituras. Y así, si alguno no obra según el conocimiento que de Dios le dieron sus padres, y no vive bien, decimos de éste que no tiene conocimiento de Dios. Del mismo modo como se dice de los hijos de Heli, que no conocían a Dios por su mucha malicia, se dice también que los fariseos no conocían al Padre, porque no vivían conforme a lo ordenado por el Creador. Tiene otro significado esto de conocer a Dios, porque una cosa es conocer a Dios y otra creer en El sencillamente. Dice en el Salmo: "Reposad, y ved que yo soy el Dios" ( Sal 45,11). ¿Quién no entiende que esto se dice para un pueblo que cree en su Creador? Hay, pues, mucha diferencia entre creer conociendo, y solamente creer. Pero cuando dice el Salvador a los fariseos: "Ni me conocéis ni a mi Padre", pudo decirles con mucha razón: "no creéis siquiera en mi Padre, porque quien niega al Hijo no tiene conocimiento del Padre; esto es: ni por la fe ni por la razón". Además, dice la Escritura en otro lugar que aquéllos que viven junto a otro, le conocen. Adán conoció a Eva cuando estuvo junto a ella. Y si conoce a su mujer el que vive junto a ella, el que está cerca de Dios participa de su mismo espíritu, y conoce a Dios. Y si esto es así, los fariseos no conocían ni al Padre ni al Hijo ( 1Sam 2). A pesar de esto, puede suceder que alguno conozca a Dios y no conozca al Padre (esto es, que alguno tenga en realidad noticias de Dios y no del Padre), porque en las muchas oraciones que vemos en la Ley antigua, no encontramos que ninguno diga al orar: "Dios Padre", y sin embargo le rogaban como a Dios y Señor, sin anticipar la gracia que se había de dispensar a todo el mundo, por medio de Jesucristo, que había de juntarlos a todos en esta filiación, al tenor del salmo ( Sal 21,23): "Anunciaré tu nombre a mis hermanos".
Prosigue: "Estas palabras dijo Jesús en el
gazofilacio, enseñando en el templo".
Alcuino
Gaza, en el idioma persa, quiere decir riquezas y
filattein ( fullatein ), guardar, porque era un lugar del templo en donde se
guardaban los tesoros 2.
Crisóstomo
Hablaban en el templo por orden los maestros, y allí
hablaba Jesús; sobre esto murmuraban y le acusaban, porque se hacía igual al
Padre.
San Agustín, ut sup
Gran confianza tenía, y no mostraba temor, porque en
realidad no había de padecer hasta que El quisiera. Por esto sigue: "Y
ninguno le echó mano, porque aun no había venido su hora", etc. Cuando
algunos oyen esto creen que Jesús vivió bajo la presión del hado. Mas si hado,
tal como algunos lo entendieron, viene de fado (que equivale a hablar) 3, ¿cómo el Verbo de Dios podía estar sujeto al hado? ¿Dónde están los
hados? Dirás que en el cielo, en el orden y giro de los astros. ¿Y cómo puede
estar sujeto al hado Aquél por quien han sido hechos el cielo y los astros,
siendo así que tu voluntad (si te conduces rectamente) puede ir más allá de los
astros? ¿Acaso porque sabes que la humanidad de Jesucristo estuvo debajo del
cielo, crees que el poder de Jesucristo estuvo subordinado al cielo? Mas no
había venido aún su hora. No la hora en la que se viera obligado a morir, sino
en la que se dignase dejarse matar.
Orígenes, ut sup
En casi todos los lugares se ve la siguiente adición:
"Estas palabras dijo Jesús en tal sitio". Si reflexionas un poco,
encontrarás la oportunidad de la adición. Es, pues, el gazofilacio un lugar
donde se guarda el dinero ofrecido para gloria de Dios y socorro de los pobres.
Las monedas tienen palabras diversas y llevan impresa la imagen de algún rey
grande. Contribuya, pues, cada cual a la edificación del templo, llevando al
gazofilacio espiritual todo lo que pueda, para la gloria de Dios y el bien
general. Eran de mucha más utilidad las ofrendas que Jesús llevó al gazofilacio
del templo que todas las que habían ofrecido los demás, porque ofrecía palabras
de vida eterna. Cuando Jesús habló en el gazofilacio nadie le detuvo, porque
sus palabras eran más fuertes que aquéllos que le querían prender, no habiendo
debilidad alguna en las palabras que habló el Verbo de Dios.
Beda
Habló el Señor en el gazofilacio, porque se dirigía a
los judíos por medio de parábolas. Y empezó como a abrir el gazofilacio cuando
manifestó a sus discípulos las cosas del cielo. Por esto el gazofilacio estaba
en el templo, porque lo que la Ley y los profetas habían dicho, por medio de
figuras, se refería a Dios.
Notas
1. Los arrianos sostenían que el Hijo es la primera y suprema criatura de Dios, creado directamente por el Padre para crear a través de El todo el universo. El Padre le participa sus prerrogativas divinas como don por su fidelidad. "El primer Concilio Ecuménico de Nicea, en el año 325, confesó en su Credo que el Hijo de Dios es 'engendrado, no creado, de la misma substancia [ homousios ] que el Padre' y condenó a Arrio que afirmaba que 'el Hijo de Dios salió de la nada' (80) y que sería 'de una substancia distinta de la del Padre'." ( Catecismo de la Iglesia Católica, 465)
2. El gazofilacio era el lugar donde se recogían las limosnas, rentas y riquezas, en el templo de Jerusalén.
3. El "hado" es una divinidad o fuerza desconocida que, según algunos paganos, obraba irresistiblemente sobre las demás divinidades, y sobre los seres humanos y los sucesos. Para algunos filósofos eran una serie y orden de causas íntimamente ligadas entre sí que necesariamente producen su efecto.