13 DE FEBRERO
QUÉ VIRTUDES SE COLIJAN DE LA JUVENTUD DE CRISTO
MEDITACIONES PARA LA NAVIDAD Y EL TIEMPO DE EPIFANÍA
del P. Nicolás Avancini
ORACIONES PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos:
Oración para todos los días
Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.
En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
Pater noster, Ave María y Gloria.
13 DE FEBRERO
QUÉ VIRTUDES SE COLIJAN DE LA JUVENTUD DE CRISTO
1. Considera que siendo dispuesta la vida de Cristo para la muerte de cruz, quiso mostrar en sí un ejemplar correspondiente de una virtud fuerte y austera de humildad. Porque amó ser desconocido; ocultó la divinidad, sabiduría y la potestad de hacer milagros. Retiróse a Nazaret, desconocido de todos en una humilde choza; ejercitó oficios despreciables, etc. Examina cómo te portas tú en estas cosas. ¿No te jactas de tu ingenio o de tu saber? ¿No apeteces ser conocido y nombrado? ¿No huyes del retiro? ¿No tienes horror a las cosas viles? ¡Qué poco te pareces a Cristo!
2. La segunda virtud es la obediencia. Para con Dios, porque siempre hacía lo que le era agradable; en tanto grado, que respecto de Él todas sus obras eran una pura obediencia. Estima esta virtud, cuyo precio quiso Cristo añadir a todas sus obras. Esto puedes imitar en todas cuantas en tu vocación ejercitas. De cierto sabes que Dios y los superiores las quieren. Esto logrará cualquier cristiano en su estado y ministerios, haciendo lo que es justo, y con recta intención todo lo que hace. Para con los hombres: Estaba sujeto a ellos: no en cosas honrosas, que no las había, sino en cosas viles, con constancia, prontitud y alegría. Cree ser cosa muy sublime el obedecer, pues Cristo lo ejercitó constantemente por tantos años. Examina cual sea tu obediencia, no sólo de obra, sino de pronta voluntad y abnegación de juicio.
3. La tercera es una continua paciencia en la pobreza, aun en la falta de las cosas necesarias, en los trabajos, en los desprecios. Este camino tuvo por el mejor, y a Dios más agradable, y así éste eligió. ¡Oh juicios errados de los hombres, para quienes tal género de vida es el mayor de los males! Cuando rehúsan padecer pierden sus almas, que sólo se poseen por la paciencia. Y ¿qué es lo que padeces tú? ¡Qué ligero! ¡Qué nada, si lo comparas con lo que padeció Cristo! Mira a qué te resolverás a vista de esto.
ORACIONES PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS
Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:
Oración a la Santísima Virgen
Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo se preparan para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.
¡Oh dulcísima Madre!, concédenos tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.
Oración a San José
Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén.
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.