sábado, 10 de febrero de 2024

11 DE FEBRERO. DE CÓMO APROVECHABA CRISTO EN LA EDAD, SABIDURÍA Y GRACIA

11 DE FEBRERO

DE CÓMO APROVECHABA CRISTO EN LA EDAD, SABIDURÍA Y GRACIA

 

MEDITACIONES PARA LA NAVIDAD Y EL TIEMPO DE EPIFANÍA

del P. Nicolás Avancini

 

ORACIONES PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos: 

 

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. 

Pater noster, Ave María y Gloria.

 

11 DE FEBRERO

DE CÓMO APROVECHABA CRISTO EN LA EDAD, SABIDURÍA Y GRACIA

 

1. El niño JESÚS pues, crecía en edad[1]. Podía tomar una naturaleza robusta y en la edad varonil, como había criado a Adán. Quiso tomar la de infante, y pasar por las edades todas para servir de ejemplo a toda edad. Crecía en edad y fuerzas, para hacerse robusto y padecer por mí las cosas más penosas. Con este fin sustentaba el cuerpo. ¡Ay de mí! ¡Qué lejos estoy de esto, que sustento el cuerpo para las delicias, no para el servicio de Dios! ¡No para hacer y padecer por Dios cosas difíciles! perdonadme, Señor: yo me enmendaré a vuestro ejemplo.

 

2. Aprovechaba en sabiduría y gracia[2]. Lleno estaba de sabiduría y gracia desde el primer instante de su concepción, tanto que no se le podía aumentar; más, en lo exterior, parecía crecer a proporción de la edad, a la que en los ojos de los hombres acomodaba la sabiduría y la gracia. Sepas que al paso que creces en edad, debes crecer en gracia y sabiduría. Creciste en los años: ¡qué poco en la virtud! Aprendiste las ciencias humanas: de la gracia y de la virtud apenas tocaste los rudimentos. ¿Cómo te podrás valer cuando se te pida cuenta, no de cuánto, sino de cómo hayas vivido? ¿No de lo que hayas aprendido, sino de lo que hayas hecho?

 

3. Para con Dios, y no con los hombres[3]. Porque hacía y mostraba obras más excelentes Siempre, con que se conciliaba la estimación de los hombres; y eran eximias para aumentar la gracia de Dios, si fuera capaz de este aumento. Así, en todo, juntaba el agrado de Dios y la edificación de los hombres. Hazlo así tú, para agradar a Dios con tus obras; y para que los que las ven, glorifiquen al Padre, que está en los cielos. Vanidad es, si miras solamente a los hombres: si a sólo Dios, algo es: si a Dios y a los hombres a un tiempo, es lo más excelente.

 

ORACIONES PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:

 

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo se preparan para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, concédenos tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

 

Oración a San José

Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén. 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.



[1] Luc., 2.

[2] Luc., 2.

[3] Ibid.