MES DEL ROSARIO
Postrados ante una imagen de la Santísima Virgen (si es posible de Nuestra Señora del Rosario) se dirá:
Por la señal...
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por ser Vos quien sois, bondad infinita, me pesa de haberos ofendido y propongo con vuestra gracia no pecar más; lo que espero mee concederéis por vuestra pasión y muerte, para perseverar en vuestro servicio hasta alabaros en el cielo. Amén
Se lee y medita la reflexión de cada día.
Día 7
La Purificación
OBEDIENCIA
La Santísima Virgen que obedientemente había concedido por obra del Espíritu Santo y había dado a luz la Luz del mundo, sin detrimento de su virginidad quiso, por obediencia, someterse a la ley de la purificación.
Ella, purísima, ama tanto la obediencia que para ejemplo de ella quiere ser confundida con las demás mujeres, y así, después de pasados los cuarenta días entre las adoraciones y cuidados al Niño Dios, se presenta en el Templo con su Divino Hijo, acompañada de su Santo Esposo, y llevando las dos tortolillas como estaba prescrito.
¡Qué sublime obediencia! ¡Y a nosotros tanto como nos cuesta el practicarla, siéndonos tan necesaria y provechosa!
Debemos estimularnos a ella considerando los bienes tan grandes que nos proporciona. El perfecto obediente no teme a equivocarse; hace lo que se le manda y está seguro de que así cumple con su deber y agrada al Señor, que es a lo que debemos únicamente aspirar. Además, alcanzamos, siendo obedientes, una victoria grandísima sobre nuestro orgullo, que es el que se subleva a someterse al parecer o al querer del que nos manda.
Y es que en la persona de este no miramos a Dios, ni como prescrito por el Señor lo que debemos obedecer.
Pidamos su auxilio a la Santísima Virgen, y Ella, que se sometió a los mandatos, no sólo de Dios sino también a los de los hombres, nos dará gracia para vencernos y desechar las tentaciones del maligno espíritu que tanto trabaja porque le sigamos en su desobediencia al Señor.
PRÁCTICA
Hagamos hoy nuestros actos de obediencia, de tal manera que sean dignos de ofrecerlos a 1a Santísima Virgen.
PETICIÓN
Jaculatoria. ¡Oh, María Virgen fiel ruega por nos!
Bendita sea tu pureza…