MES DEL ROSARIO
Postrados ante una imagen de la Santísima Virgen (si es posible de Nuestra Señora del Rosario) se dirá:
Por la señal...
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por ser Vos quien sois, bondad infinita, me pesa de haberos ofendido y propongo con vuestra gracia no pecar más; lo que espero mee concederéis por vuestra pasión y muerte, para perseverar en vuestro servicio hasta alabaros en el cielo. Amén
Se lee y medita la reflexión de cada día.
Día 4
La Visitación de la Virgen a Santa Isabel
CARIDAD
Al visitar la Santísima Virgen a su prima Santa Isabel, ésta quedó llena del Espíritu Santo, e iluminada por su gracia la saludó, diciendo:
"Dios te salve, María; el Señor es contigo; bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí la dicha de que venga a visitarme la Madre del mi Señor?". La Santísima Virgen, extasiada en su amor y reconocimiento a su Dios y Señor por las maravillas que en Ella había obrado, exclamó:
"Glorifica mi alma a mi Dios y Señor y regocijó mi espíritu en Dios Salvador mío porque miró la pequeñez de su sierva; por lo tanto, me llamarán Bienaventurada todas las generaciones, porque su nombre es santo y su misericordia se extiende de generación en generación a todos los que le temen". Siguiendo así alabando al Señor.
¡Cómo los ángeles estarían transportados de gozo contemplando a aquellas criaturas tan llenas del Santo Amor de Dios! ¡Cuántas gracias derramó el Señor, por medio esta visita de la Santísima Virgen, tan abrasada en su caridad, sobre San Juan Bautista, Santa Isabel y el Santo Zacarías!
Si, imitando a la Santísima Virgen, las relaciones con nuestros prójimos fueran siempre movidas por la caridad y para gloria de Dios, ¡cuánto provecho sacaríamos para la mutua santificación! ¡Cómo se desecharía la murmuración que tanto nos hace ofender a Dios, pues de ella se pasa a juzgar de las acciones de nuestros prójimos, derecho sólo de Dios!
Pidamos gracia a la Santísima Virgen para que nuestras conversaciones estén siempre
|
PRÁCTICA
Imponernos algún rato de silencio si comprendemos que con nuestras palabras podemos faltar a la caridad, rogando por los que carecen de esta preciosa virtud.
PETICIÓN
Jaculatoria. ¡Oh, María Refugio de pecadores ruega por nosotros!
Bendita sea tu pureza...