EL ESCAPULARIO DE SAN JOSÉ
Esta devoción debe su origen a la Madre María de Jesús, una religiosa terciaria franciscana, Superiora general de su congregación, que fue ayudada en su obra por un religioso de santa memoria, Fray Pedro-Bautista, capuchino. Este escapulario ha sido aprobado el 23 de enero de 1893, en la fiesta de los Desposorios de la Santísima Virgen y San José por el papá León XIII, que encargó su difusión a los Frailes Menores Capuchinos.
Sobre los dos cuadrados de tela amarilla del escapulario se cosen dos estampas. La primera nos recuerda el papel de San José como protector del Hijo de Dios durante su infancia sobre la tierra, y de todos los fieles de la Iglesia de Jesucristo. Es una estampa de San José teniendo al Niño Jesús en el brazo derecho y una azucena en la mano izquierda. Bajo la imagen se lee: “Sanctae Ioseph, Protector Ecclesiae, ora pro nobis” (San José, protector de la Iglesia, ruega por nosotros).
Al otro lado hay una estampa que recuerda el papel de San José, salvaguarda del Papado y protector de la Iglesia. Es la imagen de la Paloma que vuela sobre la tiara y las llaves de San Pedro. Abajo está escrito:
“Spiritus Domini Ductor ejus” (El Espíritu del Señor lo conduce).
El escapulario de San José tiene tres razones de ser:
1) Nos alcanza la ayuda necesaria en nuestras luchas de cada día recordándonos las tres principales virtudes de San José: la humildad, la modestia y la pureza. El color amarillo representa la justicia y la santidad de San José, el violeta su modestia y humildad, y el blanco su perfecta pureza.
2) Se invoca a San José como Protector de la Iglesia para que la fortifique y la proteja.
3) Es también una gran ayuda para el fiel en el momento de la última agonía, puesto que San José es el Patrón de la buena muerte.
Para conseguir las gracias de esta devoción es necesario que un Sacerdote bendiga e imponga el escapulario según el Ritual, que se los lleve día y noche -salvo caso de necesidad- y que se diga cada día la invocación: San José, Protector nuestro, rogad por nosotros.
Si ya se utiliza el escapulario de alguna Cofradía (como el del Carmelo), no hay que coser los dos juntos como si fueran un solo escapulario. Para guardar sus privilegios se los podría unir cosiendo ligeramente los extremos de las cintas.
Si por una causa razonable no se pudiera llevar más consigo este escapulario, podría reemplazarse por una medalla bendita de San José.
BENDICIÓN E IMPOSICIÓN DEL ESCAPULARIO
Decreto de la sagrada congregación de ritos del 18 de abril de 1893 se recibe el escapulario de rodillas el sacerdote revestido de sobrepelliz y de la estola blanca comienza así:
V. Adjutórium Nostrum in nómine Domini. R. Qui fecit cælum et terram. V. Dóminus vobíscum. R. Et cum spíritu tuo. V. Orémus. Dominé Jesu Christe, qui custodiæ sancti Joseph, Sponsi immaculatæ Genitrícis tuæ Mariæ, commitítti volusísti: hoc vestiménti genus ad Ecclesiæ tuæ fidélium tutámen institútum benedícere † dignéris; ut hic fámulus tuus (hæc fámula tua) sub ejúsdem sancti Joseph protectióne pie et tute tibi servíre váleat: Qui vivis et regnas in sæcula sæculórum. R. Amen |
V. Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. V. El señor sea con vosotros. R. Y con tu espíritu. V. Oremos: Señor Jesucristo, que habéis querido estar bajo la custodia de San José, esposo de María, vuestra Madre Inmaculada, dignaos bende†cir este vestido instituido para proteger a los fieles de vuestra Iglesia, a fin de que vuestro/a siervo/a pueda serviros piadosamente y en seguridad bajo la protección del mismo San José; Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. R. Amén |
Luego, el Sacerdote rocía el escapulario con agua bendita y lo impone mientras dice:
Accipe, frater [soror], Scapuláre sancti Joseph sponsi beátæ Maríæ Vírginis, ut eo protectóre et custóde, contra diáboli nequítias defénsus [-a], ad vitam pervénias sempiternam. Per Christum Dóminum Nostrum. R. Amen. |
Recibe, hermano/a, el escapulario de san José, esposo de la bienaventurada Virgen María, a fin de que, bajo su custodia y protección, estés al abrigo de las emboscadas del demonio y alcances la vida eterna. Por Jesucristo N.S. R. Amén. |
Finalmente, ambos dicen, de rodillas y en lengua vernácula:
¡San José, Protector nuestro, rogad por nosotros!
Se puede ganar una indulgencia plenaria (con las condiciones habituales: confesión dentro de los ocho días; comunión el mismo día; oraciones por las intenciones del Sumo Pontífice: exaltación de la Iglesia, propagación de la Fe, extirpación de la herejía, conversión de los pecadores, concordia entre los príncipes cristianos y los otros bienes del pueblo cristiano): el día de la recepción, la fiesta de Navidad, de la Sagrada Familia, de la Purificación y de San José (19 de marzo y 1 de mayo), siempre y cuando se lleve habitualmente el escapulario y se renueve en dichos días el compromiso a la asociación.