DIOS HA HECHO TODO ESTO PARA MOSTRARNOS CUANTO NOS AMA.
San Alfonso María de Ligorio
¡Oh gracia! ¡Oh fuerza del amor de un Dios! continúa san Bernardo, ¿es
así cómo el soberano Señor de todos los hombres viene a ser el último de
todos ellos [O gratia! ó amoris vis! ita ne summus omnium imus factus est omnium?.]? ¿Y quién ha hecho esto? añade el Santo, es el amor que Dios tiene a los hombres [Quis hoc fecit? Amor.].
Dios ha hecho todo esto para mostrarnos cuánto nos ama, y para
enseñarnos con su ejemplo a sufrir con paciencia los menosprecios y las
injurias. Jesucristo ha padecido por vosotros, dice san Pedro, dejándoos
su ejemplo, para que vosotros sigáis sus huellas [Christus passus est pro nobis, vohis relinquens exemplum, ut sequamini vestigia ejus. I Petr. 11, 21.]. Preguntado san Eleázaro por su esposa cómo hacía para sufrir con tanta resignación las injurias que se le hacían, respondió: Yo
pongo la vista en Jesús menospreciado, y digo que las afrentas mías son
nada en comparación de las que él, siendo Dios, ha querido sufrir por
mí. ¡Ah Jesús mío! y yo ¿cómo en vista de un Dios tan deshonrado
por mi amor, no podré sufrir el más pequeño menosprecio por vuestro
amor? ¡Pecador y soberbio! ¿Y de dónde, divino Maestro mío, puede
venirme este orgullo? ¡Ah! por los méritos de las afrentas que Vos
habéis pasado por mí, dadme la gracia de que yo sufra con paciencia y
con alegría las afrentas y las injurias. Yo os prometo en adelante con
vuestra ayuda, de no dejarme llevar de ningún resentimiento, y de
recibir con alegría todos los oprobios que puedan hacérseme. Yo, que he
menospreciado a vuestra divina Majestad, y que he merecido los
menosprecios del infierno, aun merecía seguramente otros mayores. Pero
Vos, amabilísimo Redentor, me habéis hecho verdaderamente dulces y
amables las afrentas, aceptando tantos menosprecios por mi amor. Además,
propongo para agradaros, hacer todo el bien que pueda al que me
menospreciare, o al menos decir bien y rogar por él. Y desde este
momento os suplico colméis de gracias a todos aquellos de quienes he
recibido alguna injuria. Yo os amo, bondad infinita, y quiero amaros
siempre cuanto pudiere. Amen.