30 DE MAYO
Sobre
la Asunción (7)
MARIA,
Virgo
Fidelis,
VIRGEN FIEL
Este título conviene
especialísimamente a la bienaventurada Virgen María, después de su Asunción y
de su gloriosa coronación a la derecha de su divino Hijo. Esta conveniencia
aparecerá evidente, si consideramos algunos casos de fidelidad, de los cuales
se habla en las Sagrada Escritura.
La palabra fidelidad significa lealtad a un superior o exactitud en el
cumplimiento de un compromiso. En este último significado, se aplica al mismo
Dios, el cual, llevado de su gran amor a nosotros, se ha dignado mediante
promesa y pacto con sus criaturas, poner límites a su omnipotencia en el obrar.
Nos ha dado palabra y nos ha prometido que si le tomamos por herencia nuestra y
nos ponemos en sus manos, nos guiara a través de todas las pruebas y de todas
las tentaciones hasta hacernos llegar al cielo. Y para alentarnos y movernos a
confianza, nos recuerda en varios pasajes de la Escritura que es el fiel Creador, el Dios fiel.
De la misma manera, sus
verdaderos santos y siervos llevan también el título especial de fieles, como
guardadores para con Él de la verdad de su alianza, como Él la guarda para con
ellos; como obedientes a su voluntad con sencillez; como celosos de su gloria;
como cuidadosos de los intereses sagrados que les ha sido confiados. Así,
Abraham es llamado fiel; Moisés es declarado fiel en el cumplimiento de su
misión; David, en este sentido es llamado “hombre según el corazón de Dios”;
San Pablo da gracias a Dios, porque “le ha juzgado fiel”; y, en el último día,
dirá Dios a todos los que hayan empleado bien sus talentos: “Muy bien, siervo
bueno y fiel.”
María es fiel, de una manera
preeminente a su Hijo y Señor. Que nadie suponga un solo momento que María no
es celosa de su honor, o, como se imaginan los no católicos, que el ensalzar a
Maria, es ser infiel a Jesús. Los verdaderos servidores de María son también
los más seguros siervos de Jesucristo. Aunque la Virgen recompensa
magníficamente a sus amigos, con todo consideraría como enemigo a quien la
antepusiese a Él, que, si bien es celoso del honor de su Madree, lo es
igualmente del suyo. Él es la fuente de la gracia, y todos los dones de la
Madre dimanan de la bondad del Hijo. Oh María, enséñanos a adorar siempre a
vuestro Hijo como único Creador, y a ser devotos vuestros como a la más
favorecida de las criaturas.
Beato John Henry Newman
Transcripto
por gentileza de Dña. Ana María Catalina Galvez Aguiló