Señor de los señores, dulcísimo Jesús y Dios mío, que padecisteis por mí, si conviene a Vuestra gloria y servicio, y al bien de mi alma vuestra esclava, que yo padezca por vos, hágase nuestra santísima voluntad; tenedme, Señor de Vuestra mano, y que yo nunca os ofenda y siempre os sirva, y si vos gustáis de que padezca y que muera, hágase vuestra santísima voluntad; vos sabéis Señor, cuantos enemigos tengo, y las calumnias que se me han impuesto, si vos gustáis que yo muera a sus manos, dame paciencia y amor vuestro y dolor de mis gravísimas culpas; hágase vuestra santa voluntad.
Yo,
Señor, encomiendo mi alma, y este obispado y a todos mis amigos y a
todos mis enemigos; parad a los unos, templad a los otros, y todos
juntos hagamos vuestra santa voluntad. Yo Dios mío, quisiera haberos
servido mejor; mis deseos han sido buenos, mis obras malas, perdonadme
por quien vos sois, y por todos mis santos abogados, hágase en mi, Dios
mío, vuestra Santa voluntad. Vuestro esclavo soy Dios, dadme Señor
vuestro amparo en todos tiempos, aconsejadme y guiadme y hágase vuestra
Santísima Voluntad; Dulcísimo Jesús, mi alma, mi corazón os doy para que
hagaís en él vuestra santísima voluntad; esclavo de mi dulcísimo Jesús.
Memorial
al Dulcísimo Jesús, de su esclavo el Obispo de la Puebla de los
Ángeles, 17 de Noviembre de 1647, en Cartas de Don Juan de Palafox y
Mendoza...fojas 38f-38v. Este memorial fue confrontada y certificada por
el notario apostólico y procurador general de los Descalzos de la
Congregación Blas Burguillos el 24 de mayo de 1768