ORACIÓN PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DÍAS:
A
ti, Jesús, que eres uno con el Padre y el Espíritu Santo, elevamos este acto de
fe, de esperanza, adoración y caridad porque en tu Sagrado Corazón reconocemos
la manifestación plena de tu amor por nosotros. Acepta también nuestro deseo de
reparar tu Corazón por tantas ofensas e indiferencias. Con el ángel del Portugal y todos los coros
de los ángeles, con los santos Francisco y Jacinta Marto y todos los santos,
unidos a tantas almas que te han amado dignamente, decimos:
Dios
mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no
adoran, no esperan y no os aman. (tres veces)
Jesús,
manso y humilde de corazón,
R/. Haz nuestro corazón semejante
al tuyo.
5.-JESUCRISTO ES VERDADERAMENTE Y TOTALMENTE
NUESTRO.
De los escritos del beato Juan Bautista
Scalabrini, obispo italiano
Haciéndose
hombre he aquí que, Él, el Eterno, el Inmenso, el Creador y Señor del universo,
el Rey inmortal de los siglos, es nuestro amigo, nuestro hermano, el compañero
de nuestro exilio. Desde ese día, hasta el fin de los tiempos, Él no nos
abandonará más, viviendo primero treinta años de nuestra vida mortal y luego, haciendo
morada entre nosotros bajo los velos Eucarísticos: Naciendo se hizo nuestro
compañero.
Con
una delicadeza de amor todavía más singular, Él se convertirá en nuestro
alimento. Nada es para nosotros más íntimo que el alimento, ya que asimilándose
a nuestra sustancia conserva y renueva nuestras fuerzas. Y es justamente bajo
esta forma que Jesús quiere pertenecernos: al comerlo se hizo nuestro alimento.
No
es suficiente. Sobre la Cruz Él se hará nuestra víctima. Para
redimirnos del pecado y de la muerte Él derramará hasta la última gota de su
sangre y sacrificará su vida, constituyéndose en precio de nuestro rescate:
muriendo se entrega como precio del rescate.
Finalmente,
después de haberse entregado a nosotros de todas estas maneras, Él coronará sus
beneficios dándose a los elegidos en los esplendores de la gloria para ser su
recompensa eterna: se hace nuestro premio.
Sí,
Jesús desde ese día es nuestro, verdaderamente nuestro, totalmente nuestro. Él
sea todo para nosotros. ¡Feliz quien llega a comprenderlo, y comprendiéndolo,
no busca, no desea, no quiere sino a Jesús!
ACTO FINAL DE
REPARACIÓN
Enseñando por el
ángel a los niños de Fátima
Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os
adoro profundamente
y
os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad
de
Nuestro Señor Jesucristo,
presente
en todos los sagrarios de la tierra,
en
reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con
que El mismo es ofendido.
Y
por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón
y
del Corazón Inmaculado de María,
os
pido la conversión de los pobres pecadores.
Sagrado
Corazón de Jesús, R/. En vos confío.
Inmaculado
Corazón de María, R/.
Sed la salvación mía.
Ave María Purísima, R/. Sin pecado concebida.