ORACIÓN PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DÍAS:
A
ti, Jesús, que eres uno con el Padre y el Espíritu Santo, elevamos este acto de
fe, de esperanza, adoración y caridad porque en tu Sagrado Corazón reconocemos
la manifestación plena de tu amor por nosotros. Acepta también nuestro deseo de
reparar tu Corazón por tantas ofensas e indiferencias. Con el ángel del Portugal y todos los coros
de los ángeles, con los santos Francisco y Jacinta Marto y todos los santos,
unidos a tantas almas que te han amado dignamente, decimos:
Dios
mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no
adoran, no esperan y no os aman. (tres veces)
Jesús,
manso y humilde de corazón,
R/. Haz nuestro corazón semejante
al tuyo.
3.- EN JESUCRISTO, EL PADRE NOS AMA
De los escritos del beato Juan Bautista
Scalabrini, obispo italiano
Dios
ama a su Hijo y lo ama esencialmente y es imposible que se complazca en otros
más que en Él, porque el amor de Dios es infinito y no puede tener otro objeto
que un objeto infinito: Este es mi hijo predilecto en el cual he puesto mi
complacencia (Mt. 17, 5). Pero ese Hijo suyo querido se hizo hombre. Por lo
tanto, en Él ama al hombre. Con una única complacencia y dilección, en Jesús
abraza todo, también el cuerpo, también la carne, también el alma. Ahora
nosotros somos aquella carne, aquellos huesos; nosotros somos aquella
naturaleza; somos un cuerpo con Cristo y en El y por El somos hechos hijos de
Dios, mejor dicho, el mismo Hijo de Dios que se prolonga en nosotros. Por lo
tanto, nosotros también en El estamos envueltos y comprendidos por el Padre en un
solo acto de amor; y como en nosotros y sobre nosotros se extiende y despliega
la filiación por la cual Cristo es Hijo de Dios, así también se extiende y
despliega en nosotros el amor del Padre y por lo tanto en su Hijo de por sí
grato y querido para El, también nosotros estamos hechos para ser gratos y
queridos para El: Nos ha complacido en su amado Hijo.
ACTO FINAL DE
REPARACIÓN
Enseñando por el
ángel a los niños de Fátima
Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os
adoro profundamente
y
os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad
de
Nuestro Señor Jesucristo,
presente
en todos los sagrarios de la tierra,
en
reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con
que El mismo es ofendido.
Y
por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón
y
del Corazón Inmaculado de María,
os
pido la conversión de los pobres pecadores.
Sagrado
Corazón de Jesús, R/. En vos confío.
Inmaculado
Corazón de María, R/.
Sed la salvación mía.
Ave María Purísima, R/. Sin pecado concebida.