ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS
DÍAS:
A
ti, Jesús, que vives y reinas con Dios Padre y el Espíritu Santo, elevamos este
acto de fe, de esperanza, adoración y caridad porque en tu Sagrado Corazón
reconocemos la manifestación plena de tu amor por nosotros. Acepta también
nuestro deseo de reparar tu Corazón por tantas ofensas e indiferencias.
Con
el Ángel de la Paz y todos los coros de los ángeles, con los santos Francisco y
Jacinta Marto y todos los santos, unidos a tantas almas que te han amado
dignamente, decimos:
Dios mío, yo creo, adoro, espero
y os amo.
Os pido perdón por los que no
creen, no adoran, no esperan y no os aman. (tres veces)
Jesús,
manso y humilde de corazón,
R/. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
29. DIOS NOS ESCUCHA Y RESPONDE SIEMPRE
De los escritos del beato Juan Bautista Scalabrini, obispo italiano
Dios es padre que
nos ama con inmenso amor, y no puede dejar de conmoverse con las desventuras de
sus hijos; y cuando no responde de inmediato a nuestro pedido, es porque los
momentos de su gracia no siempre coinciden con los momentos de nuestra
impaciencia. Sin embargo bien sabrá resarcir con la grandeza de sus beneficios
la demora que nos hizo llorar y suspirar. Nada por lo tanto debe arrancar de
nuestro corazón la confiada perseverancia por más larga que nos pueda parecer
la demora del socorro divino.
Mostremos, por lo tanto, que si Dios quiere poner a
prueba nuestra fe, nosotros sabremos resistir generosos a la prueba; que
nosotros descansamos tranquilos sobre la promesa infalible del mismo
Jesucristo: que toda la potencia del infierno nunca podrá prevalecer contra su
Iglesia; que su triunfo no puede faltar, y será juntamente fruto y premio de
nuestra confianza y de nuestra oración. El que tiene firme su fe en Dios, y
aferrada al Cielo el ancla de su esperanza, espera incluso contra toda
esperanza. Cuando Cristo quiera, increpará a los vientos y al mar, y a la
tempestad sucederá pronto una gran bonanza.
PARA FINALIZAR:
Todos
juntos recitamos el acto de reparación enseñando por el ángel a los pastorcitos
de Fátima:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma
y Divinidad
de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra,
en reparación de los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias
con que El mismo es ofendido.
Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo
Corazón
y del Corazón Inmaculado de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Sagrado
Corazón de Jesús, R/. En vos confío.
Inmaculado
Corazón de María, R/. Sed la salvación mía.
Ave María Purísima, R/. Sin
pecado concebida.