Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial: Se conmemora hoy el nacimiento para el cielo de San Isidoro de Sevilla en
el año 636. Gran personaje de la historia de la Iglesia y de la España
Visigoda, que fue arzobispo de Sevilla al que se le reconoce como el hombre más
sabio de su época. Defensor de la
Virginidad de María como los santos de su época, nos deja este hermoso
pensamiento: “El nombre de María significa luz, porque de ella vino Jesucristo,
la luz del mundo".
Pidamos a Nuestra Señora que ilumine la oscuridad de nuestras vida con la luz de su Hijo, y pidamos por la
conversión de aquellos que viven ciegos en el pecado.
Señor mío Jesucristo...
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración
de Jesús en el Huerto
“El
Salvador Jesús nos ofreció el ejemplo de la vida activa, cuando durante el día
se dedicaba a ofrecer signos y milagros en la ciudad, pero mostró la vida
contemplativa cuando se retiraba a la montaña y pasaba la noche dedicado a la
oración.”
2. La
flagelación de Jesús atado a la columna.
“La
compunción del corazón es el sentimiento de humildad del alma acompañado de
lágrimas que brota del recuerdo de los pecados y del temor al juicio.”
3. La
coronación de espinas
“Las
caídas y la penitencia de los santos se narran por esta finalidad: para que
infundan a los hombres la confianza de la salvación, a fin de que nadie,
después de la caída, desconfíe del perdón, si practica la penitencia, cuando ve
que también la recuperación de los santos tuvo lugar después de la caída..”
4. Nuestro
Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“Cualquiera
que por el recuerdo de los pecados se aflige hasta lamentarse, debe saber que
entonces le asiste la presencia de Dios cuando le avergüenza interiormente
aquello que recuerda haber cometido, y, al arrepentirse, ya lo castiga en su
conciencia. En efecto, Pedro lloró en el momento en que le miró Cristo. Por lo
cual dice el salmo: Miró, y la tierra se conmovió y tembló.”
5. La
crucifixión y muerte del Señor
“Primero
calló al ser juzgado cuando como oveja se acercó al matadero sin quejarse, ni
abrir la boca, apagando así todo su poderío. Pero de su último juicio esto se
lee en los salmos: “Vendrá Dios
manifiestamente: Vendrá nuestro Dios y no callará.” (Salmo 47,3.) Cuando
vino oculto Calló para ser juzgado, de ninguna manera callará cuando venga
manifiestamente para juzgar.”