viernes, 28 de abril de 2017

“ANGEL”. Reflexión diaria acerca de la Palabra de Dios.



 
“ANGEL”. Reflexión diaria acerca de la Palabra de Dios.
A lo largo de la sagrada escritura descubrimos la existencia de los ángeles: seres personal, sin cuerpo, espíritu purísimos que Dios ha creado para su servicio y servicio del hombre.
Ángel es aquel que es enviado, mensajero. Se aplica también a los hombres cuando se hacen portadores de un mensaje, ya sea un profeta, un sacerdote o incluso el Siervo de Yaveh.
LA expresión Ángel del Señor se refiere a Dios mismo que puede tomar forma aparente para ser percibido por los hombres. Pensemos en los tres ángeles que visitan a Abraham. Esa expresión se mantiene en el Canon Romano cuando se pide a Dios que este sacrificio se llevado a su presencia por su santo ángel, que es el mismo Jesucristo.
Dios en el cielo está rodeado de toda la corte celestial: de ahí la expresión Domimnus Sabahot –Dios de los ejércitos- que recitamos en el Sanctus de la misa. Los ejércitos de los ángeles tienen la misión de cantar la gloria de Dios, de llevar mensajes a los seres humanos, de interpretar los sueños. Ya en el antiguo testamento aparecen tres nombres personal para designar tres ángeles: Miguel, Rafael y Gabriel.
En el Nuevo Testamento los ángeles están muy presentes: desde la anunciación a Zacarías, a la Virgen, a San José, a los pastores… los ángel cantan en la navidad… sirven a Jesús en el desierto, lo consuelan el Huerto de los olivos… También estarán presentes en la Iglesia naciente, como cuando el ángel libera a san Pedro de la cárcel.
Los ángeles, según Hb 1, 14, son espíritus encargados de un ministerio, enviados para el servicio de los que han de heredar la salvación.
Para nuestra vida de fe: renovar la conciencia de su existencia y sobre todo avivar nuestra relación con el ángel de la guarda. Recordar así mismo que el mundo sobrenatural existe –el materialismo lo niega- y se hace presente en nuestro día a día. La prueba de los ángeles fue de una vez para siempre, en cambio, Dios a nosotros nos concede cada día para que en libertad exclamemos como Miguel: Quién como Dios.