ANUNCIAR AL MUNDO EL «LOGOS» DE LA ESPERANZA
Reflexión diaria acerca de la Palabra de
Dios.
El Verbo de Dios nos ha comunicado la vida divina que
transfigura la faz de la tierra, haciendo nuevas todas las cosas. Su Palabra no
sólo nos concierne como destinatarios de la revelación divina, sino
también como sus anunciadores. Él, el enviado del Padre para cumplir su
voluntad, nos atrae hacia sí y nos hace partícipes de su vida y misión. El
Espíritu del Resucitado capacita así nuestra vida para el anuncio eficaz de la
Palabra en todo el mundo.
El hombre necesita la gran esperanza para poder vivir
el propio presente, y la Iglesia tiene la misión de anunciar la gran esperanza
que es el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha
amado hasta el extremo.
Por eso la Iglesia es misionera en su esencia. No
podemos guardar para nosotros las palabras de vida eterna: son para todos, para
cada hombre. Toda persona de nuestro tiempo, lo sepa o no, necesita este
anuncio. Nos corresponde a nosotros la responsabilidad de transmitir lo que, a
su vez, hemos recibido por gracia.
Cfr.
Verbum Domini, 91