Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial: Se hace hoy
memoria de San Eulogio de Córdoba nacido en esta ciudad a comienzos del siglo
IX, y en la que ejercitó su ministerio sacerdotal. En la persecución por parte de los
musulmanes, san Eulogio fue siempre consuelo y aliento para sus hermanos
cristianos. Sufrió le martirio el 11 de marzo del año 859, cuando había sido
preconizado arzobispo de Toledo.
Invocando su protección acudimos a la Virgen María, Madre de todos los
cristianos, y le pedimos la fuerza para defender y proclamar con valentía la
fe. Ofrecemos este rosario, por los cristianos perseguidos en los países
islámicos.
Señor mío Jesucristo...
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración de Jesús
en el Huerto
“Danos, Señor, tu
ayuda en la tribulación, porque el auxilio humano es ineficaz. Danos fortaleza
para luchar en los combates, y míranos propicio desde Sión, de modo que,
siguiendo las huellas de tu pasión, podamos beber alegres el cáliz del martirio.”
2. La flagelación de
Jesús atado a la columna.
“Señor, Dios
omnipotente, verdadero consuelo de los que en ti esperan, remedio seguro de los
que te temen y alegría perpetua de los que te aman: Inflama, con el fuego de tu
amor, nuestro corazón y, con la llama de tu caridad, abrasa hasta el hondón de
nuestro pecho, para que podamos consumar el comenzado martirio.”
3. La coronación de
espinas
“No le falte tampoco,
Señor, al pueblo católico, tu piadoso vigor en las dificultades. Defiende a tu
Iglesia de la hostigación del perseguidor. Y haz que esa corona, tejida de
santidad y castidad, que forman todos tus sacerdotes, tras haber ejercitado
limpiamente su ministerio, llegue a la patria celestial..”
4. Nuestro Señor con
la cruz a cuestas camino del Calvario
“Tengo miedo a mis
malas obras. Mis pecados me atormentan. Veo su monstruosidad. Medito
frecuentemente en el juicio que me espera, y me siento merecedor de fuertes
castigos. Apenas me atrevo a mirar el cielo, abrumado por el peso de mi
conciencia”
5. La crucifixión y
muerte del Señor
Ante el
juez dijo que quería convencerlo para negar la fe dijo: “Si supieses los
inmensos premios que nos esperan a los que proclamamos nuestra fe en Cristo, no
sólo no me dirías que debo dejar mi religión, sino que tu dejarías a Mahoma y
empezarías a creer en Jesús. Yo proclamo aquí solemnemente que hasta el último
momento quiero ser amador y adorador de Nuestro Señor Jesucristo".