Homilía de maitines
EL SANTO NOMBRE DE
JESÚS
Forma Extraordinaria
del Rito Romano
Homilía de san Bernardo, abad
¡Grande
y admirable misterio! El niño es circuncidado y recibe el Nombre de Jesús. ¿Qué
significa esta relación? La circuncisión parece más bien instituida para el que
debe ser salvo y no para el que salva… Reconozcamos aquí al Mediador entre Dios
y los hombres. A partir de su Encarnación, une en su Persona las cosas humanas
con las cosas divinas, las de abajo con las de lo alto. Nace de una mujer, pero
de una mujer en quien el fruto de la fecundidad no hace perder la flor de la
virginidad; es envuelto en pañales, pero estos sencillos lienzos son el objeto
de la veneración de los Ángeles; se le recuesta en un Pesebre, pero es
anunciado por una estrella que brilla en los cielos. Al mismo tiempo que la
circuncisión prueba que verdaderamente asumió la naturaleza humana, el Nombre
que recibe es un Nombre que está por sobre todo otro nombre, e indica su gloria
y su majestad. Es circuncidado como verdadero hijo de Abraham, y se le nombra
Jesús como verdadero Hijo de Dios.
Pero
este Jesús no recibe, como los otros que se llamaron Jesús antes que Él, un
nombre insignificante y trivial; este gran Nombre no es más una sombra y
figura, expresa la verdad: el Niño que acaba de nacer es el Salvador del mundo,
os ha nacido el Salvador, dijo el Ángel a los Pastores. Por otra parte, el
Evangelista nos enseña que este Nombre fue traído del cielo, como le había
llamado el Ángel Gabriel antes de ser concebido en el seno materno… Observad
qué profunda palabra. Es después de haber nacido que es llamado por los hombres
con el nombre de Jesús, que le había sido dado por el Ángel antes de ser
concebido. Y la razón es porque es el Salvador de los Ángeles, así como lo es
de los hombres… De los Ángeles, desde el principio de la creación; y de los
hombres desde su Encarnación.
Pusiéronle el Nombre de
Jesús… es el Nombre que el Ángel le había dado. Pero no es sin una buena razón
que el Niño que nació para nosotros recibió el nombre de Salvador en su
Circuncisión. En efecto, esperando poder derramar su Sangre por nosotros sobre
la Cruz, comienza a operar hoy nuestra salvación. No es necesario que un
cristiano se pregunte por qué Nuestro Señor Jesucristo quiso ser circuncidado;
ya que la razón que lo hizo someterse a la ley de Moisés es la misma por la cual
nació y por la cual sufrió. El Evangelista precisa que se le llamó Jesús, como
le había llamado el Ángel Gabriel antes de ser concebido en el seno materno… No
se le impuso, ya que le pertenece desde toda eternidad. Es el Salvador por
naturaleza, y este nombre es innato en Él, y no le es dado por un hombre o por
un Ángel.