Homilía del oficio de maitines
DOMINGO DENTO DE LA OCTAVA NATIVIDAD DEL SEÑOR
Forma Extraordinaria
del Rito Romano
Homilía
de San Ambrosio, obispo
Ved cómo la gracia ha sido comunicada
copiosamente a todos con el nacimiento del Señor, y cómo la profecía ha sido
negada a los incrédulos, no a los justos. He aquí que profetiza Simeón haber
venido Nuestro Señor Jesucristo para la resurrección de muchos; para aprecias
los méritos de los justos y de los pecadores, para darnos, como juez justo y
equitativo, las recompensas o castigos debidos a nuestra obra.
“Y tu alma será atravesada, por una espada”.
Ni los libros ni la historia nos dan noticias de que María muriera víctima de
corporal martirio. Ya que, no el alma sino el cuerpo puede ser, atravesado por
una espada. Y esto mismo manifiesta la penetración de María, no desconocedora
del celestial misterio. Pues la palabra de Dios es poderosa y más aguda que la
espada más afilada, penetrante hasta dividir el alma y el espíritu, y lo más íntimo
de nuestro ser, reveladora de los secretos del pensamiento y del corazón, ya
que todo está patente y manifiesto al Hijo de Dios, a quien no se ocultan los
secretos de la conciencia.
Así que, profetizó Simeón, había profetizado
la Virgen, había también profetizado la desposada y por lo mismo debió
profetizar también la viuda, para que no faltase ninguna profesión o sexo. Y
así vemos que se nos representa Ana tanto por los meritos de su viudez como por
sus costumbres, que verdaderamente podemos creer fue digna de anunciar al
Redentor de todos. De sus méritos no queremos tratar al presente, porque ya lo
hicimos en nuestra exhortación a las viudas.