SAN RAFAEL MEDICINA DE DIOS.
Sermón de San Buenaventura sobre los
ángeles
El
nombre Rafael significa medicina de Dios. Y aquí hemos de notar que la
liberación del mal se obtiene mediante los tres beneficios que Rafael nos hace
al curarnos. Médico celestial nos sana de las enfermedades del alma,
conduciéndonos, primeramente, a la amargura contrición. También a nosotros,
amados hermanos, los ángeles nos están hablando continuamente de los beneficios
de Dios y haciéndonos memoria de ellos: ¿Quién te ha creado? ¿Quién te ha redimido?
¿Cómo te has portado con él? ¿Por qué le ofendiste? Ahora bien, si consideramos estas cosas como es
debido, no podremos menos que llorar.
En
segundo lugar, Rafael nos libra de la esclavitud del demonio recordándonos la
Pasión de Cristo. Nada hay comparable a la Pasión de Cristo para librarnos
actualmente de la servidumbre del demonio, y que esta Pasión tiene su raíz en
su Corazón. El Corazón es, en efecto, la fuente de todo calor vital. Si pones,
por consiguiente, el Corazón de Cristo,
o lo que es lo mismo, la Pasión que sufrió, cuya raíz era la caridad y cuyo
manantial el ardor que lo consumía, si lo pones sobre las brasas, o sea, sobre
tu memoria enardecida por el fervor, al punto huirá el demonio sin que pueda
dañarte.
En
tercer lugar, nos libra de la enemistad de Dios en que incurrimos al ofenderle,
excitándonos a la oración perseverante.
Los ángeles nos reconcilian, en cuanto de ellos depende, con Dios. En
cambio, nuestros acusadores ante Dios son los demonios. Los ángeles nos excusan
cuando presente a Dios nuestras oraciones, aquellas oraciones que ellos mismo
nos excitan a hacer devotamente. ¿Aspiras a aplacar a Dios a quien ofendiste?
Ruega devotamente.