martes, 6 de octubre de 2015

EL ROSARIO DE HOY CON SAN BRUNO


Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: Se hace hoy memoria de San Bruno, sacerdote, que, oriundo de Colonia, se dedicó a ensañar Teología, pero deseando llevar vida solitaria, con algunos discípulos se instaló en el apartado valle de Cartuja, en los Alpes, dando origen a una Orden que conjuga la soledad de los eremitas con la vida común de los cenobitas. Llamado por el papa Urbano II a Roma, para que le ayudase en las necesidades de la Iglesia, pasó los últimos años de su vida como eremita en el cenobio de La Torre, en Calabria (1101).
Con algunos de sus textos, meditamos el rosario de hoy.
Señor mío Jesucristo… 
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración de Jesús en el Huerto
“Tú, que eres mi Señor, Tú, cuya voluntad prefiero a la mía. No me es posible contentarme con palabras al presentarte mi oración. Escucha mi grito que te suplica como un inmenso clamor…”
2. La flagelación de Jesús atado a la columna.
“Aquí, -en el desierto- por el esfuerzo del combate, concede Dios a sus atletas la esperada recompensa: la paz que el mundo ignora y el gozo en el Espíritu Santo.”
3. La coronación de espinas
“Y tú, hermano mío queridísimo, ¡ojalá ames –la soledad- sobre todas las cosas, para que prendido en sus abrazos ardas de amor divino! Si naciera en tu alma el cariño por ella, pronto te hastiaría esa seductora y mentirosa halagadora que es la gloria del mundo, rechazarías sin esfuerzo las riquezas cargadas de abrumadoras preocupaciones para el espíritu, y te repugnarían los placeres, tan nocivos al cuerpo como al alma.”
4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“¡Ten piedad de mí! Y pues inmensa es tu misericordia y grande mi pecado, ten piedad de mí inmensamente en proporción a tu misericordia.”
5. La crucifixión y muerte del Señor
“Conocido es de tu prudencia lo que la misma Sabiduría nos dice: "Quien no renuncia a cuanto posee, no puede ser discípulo mío". Cuán hermoso, útil y agradable es frecuentar su escuela, bajo la dirección del Espíritu Santo, para aprender la divina filosofía, única a hacernos verdaderamente felices, ¿quién no lo ve?”