Santo Rosario.
Por la señal…
Monición
inicial: El
Papa Juan Pablo II, a quien veneramos ya como santo, en su encíclica Evangelium Vitae nos invitaba a rezar
por la vida: “Podemos confiar en la ayuda
de Dios, para quien nada es imposible (cf. Mt19, 26). Con esta profunda certeza, y movido por la firme
solicitud por cada hombre y mujer, repito hoy a todos cuanto he dicho a las
familias comprometidas en sus difíciles tareas en medio de las insidias que las
amenazan: es urgente una gran oración por la vida, que abarque al mundo entero.
Que desde cada comunidad cristiana, desde cada grupo o asociación, desde cada
familia y desde el corazón de cada creyente, con iniciativas extraordinarias y
con la oración habitual, se eleve una súplica apasionada a Dios, Creador y
amante de la vida.”
Atendiendo a este llamado, invocamos a la Virgen con el rezo
del Santo Rosario, y antes le decimos:
Oh María,
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Señor mío Jesucristo…
MISTERIOS DOLOROSOS (Martes y viernes)
1º La Agonía en el Huerto
Oremos por las madres y padres que se encuentran en
agonía por la tentación de abortar a un hijo. Que les den a ellos, la
buena nueva de que existen alternativas al aborto, y que hagan uso de toda la
asistencia que tienen a su disponibilidad.
2º La Flagelación
Así como el Cuerpo de Cristo era desgarrado por los
instrumentos de los que lo flagelaban, también los cuerpos de los niños en el
vientre de sus madres, son desgarrados por los instrumentos de los abortistas.
Oremos para que los abortistas se arrepientan por asesinar a los niños.
3º La Coronación de Espinas
Jesús sufrió en silencio el dolor de las espinas
que penetraban su cabeza. Oremos por las madres y padres de los niños
abortados. Hay tantos que sufren la pena, el dolor y el arrepentimiento de
haber tomado esa decisión que es irrevocable. Hay tantos que sufren en silencio,
porque otros les dijeron que era lo normal y que no era gran cosa.
4º La Cruz a Cuestas
Jesús no fue condenado por el poder de la gente
malvada. Él fue condenado por el silencio de la gente buena.
El silencio siempre ayuda al opresor, nunca a la víctima. Oremos para que
nosotros nunca guardemos silencio contra el aborto, sino que hablemos
efectivamente para salvar a los niños de la muerte.
5º La Crucifixión
Al meditar sobre la muerte de Cristo, recordemos
las muchas mujeres que han muerto por causa de los supuestos "abortos
seguros y legales." Pidamos perdón y misericordia por ellas. Que su muerte
sea, para otras mujeres, la salvación, para que no cometan ese error trágico.