¿ES POSIBLE QUE HAYA ALGUIEN QUE
NO OS AME?
¡Oh, Dios mío y Creador mío! ¿es posible
que haya alguien que no os ame? ¡Oh, triste de mí, y cómo soy yo la que durante
mucho tiempo no os amé! ¿Por qué no merecí conoceros? ¡Cómo baja sus
ramas este divino manzano, para que las coja el alma considerando sus grandezas
y las mansedumbres de sus misericordias! (Mdt C 5, 7).