Señor
mío Jesucristo crucificado, Hijo de la Bienaventurada Virgen María: abrid vuestros oídos y
escuchadme, como escuchasteis a vuestro Eterno Padre en el Tabor; abrid
vuestros ojos y miradme, como mirasteis desde la cruz a vuestra dolorosa Madre;
abrid vuestra bendita boca y habladme, como hablasteis a San Juan para
llamarlo hijo de María; abrid vuestros brazos y abrazadme, como los abristeis
en la cruz para abrazar al género humano. abrid vuestro corazón y encerrad en
él el mío; oíd mis suplicas y concededme lo que os pido, si fuere del agrado de
vuestra santísima voluntad. Amén.