Jesús, María
y José, bendita familia en la cual Dios asumió nuestra humanidad a ustedes
confiamos nuestra congregación. Acompañen nuestro trabajo diario, para que
seamos firmes en las pruebas, constantes en el cumplimiento de nuestra misión
de educadores, atentos a las necesidades de los pobres y de los jóvenes. Hagan
que nuestras comunidades continúen al servicio del Reino de Dios, cultivando la
fraternidad, la confianza en la Providencia, el abandono a la santa voluntad de
Dios, secreto de un camino de amor siempre más auténtico. Jesús, María y José,
permanezcan entre nosotros y nuestra familia espiritual se convertirá en un
hogar de paz, de continua oración, de humilde obediencia y de fructuosa
caridad, vínculos preciosos que nos mantienen unidos al corazón de Jesús, que
transforma, entusiasma y fortalece nuestros corazones. Jesús, María y José,
iluminen y sustenten nuestros pasos en el camino de la salvación. Amén.