I
DOMINGO DE PASIÓN
Forma Extraordinaria del Rito Romano
¿Quién de vosotros me convencerá de
pecado? Pues si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis? Quien es de Dios escucha las palabras de
Dios. Por eso vosotros no las escucháis, porque no sois de Dios. A esto respondieron los judíos diciéndole:
¿No decimos bien nosotros que tú eres un samaritano, y que estás
endemoniado? Jesús les respondió: Yo no
estoy poseído del demonio, sino que honro a mi Padre, y vosotros me habéis
deshonrado a mí. Pero yo no busco mi
gloria; otro hay que la promueve, y él me juzgará. En verdad, en verdad os
digo, que quien observare mi palabra, no morirá para siempre. Dijeron los judíos: Ahora acabamos de conocer
que estás poseído de algún demonio. Abrahán murió, y murieron también los
profetas, y tú dices: Quien observare mi palabra, no morirá eternamente. ¿Acaso
eres tú mayor que nuestro padre Abrahán, el cual murió; y que los profetas, que
asimismo murieron? Tú ¿por quién te tienes? Respondió Jesús : Si yo me
glorifico a mí mismo, mi gloria, diréis, no vale nada; pero es mi Padre el que
me glorifica, aquel que decís vosotros que es vuestro Dios. Vosotros no le
habéis conocido; yo sí que le conozco: y si dijere que no le conozco, sería
como vosotros un mentiroso. Pero le conozco bien, y observo sus palabras. Abrahán,
vuestro padre, ardió en deseos de ver este día mío, lo vio y se llenó de gozo. Los
judíos le dijeron: Aún no tienes cincuenta años, ¿y viste a Abrahán? Les respondió Jesús: En verdad, en verdad os
digo, que antes que Abrahán naciera, yo existo. Al oír esto, cogieron piedras
para tirárselas. Mas Jesús se escondió, y salió del templo.
Juan 8,46-59.